Las gentes del PP tienen tan interiorizada la hipocresía que a veces parece que la consideran un valor, incluso un valor democrático. Prueba de ello es la manifestación que el Partido Popular ha convocado para el sábado 24 de febrero contra la sentencia del Tribunal Supremo sobre el caso De Juana Chaos.
Es más, una vez pública la sentencia, han cargado contra el gobierno exigiéndole que De Juana cumpla la integridad de la misma, cuando saben que si se hace eso, los abogados del terrorista etarra pueden exigir el cumplimiento de la Ley, que está por encima, mal que les pese, de los deseos morbosos, pornográficos, de Rajoy, Acebes y Zaplana.
Las sentencias de los jueces y tribunales se acatan y, si procede, se recurren. Y, también, se critican si es necesario: todas las sentencias, no las que son favorables a unos intereses u otros. Lo que hacen los monaguillos de gÁnsar no es criticar, no es discrepar con argumentos de una sentencia, sino que, sin tener en cuenta la separación de poderes, exigen del Gobierno que no aplique la Ley, con tal de hacer vomitar los más bajos instintos de la venganza.
Esta hipocresía no les deja ver más allá de sus intereses partidarios que no son otra cosa que intereses económicos: quieren el poder, todo el poder para ellos porque les corresponde por derecho natural o derecho divino, y porque con el poder en sus manos pueden hacer y deshacer las vidas de todos, mentir con la guerra de Irak, mentir con los atentados del 11-M, mentir con el Prestige.
Esa hipocresía no es otra cosa que prevaricación política. Son, por derecho natural, por derecho divino, prevaricadores políticos.
Vale.
No hay comentarios:
Publicar un comentario