sábado, 30 de abril de 2011

Elecciones y responsabilidad ciudadana

Cuando aún faltan días para el comienzo de la campaña electoral de las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo de 2011, es tiempo de plantearse alguna reflexión. La primera y principal es que los ciudadanos, cuando ejercen su derecho al voto, nunca se equivocan. Votamos libremente, y votamos según nuestros intereses, afinidades y afectos. Y el resultado de las urnas es inapelable.
La segunda reflexión es que, al socaire del auge de las nuevas tecnologías, del uso cada vez más extendido de internet y de la importancia que tienen las redes sociales, junto con otras variables, la participación que reclaman los ciudadanos va más allá del día en que se celebran las elecciones. Los ciudadanos van modulando sus ganas de participar, incrementándose de unas elecciones a otras (con independencia de que, luego, el día de depositar el voto, se acuda o no al colegio electoral).
La tercera es algo que siempre se olvida: los ciudadanos no nos equivocamos nunca, pero somos responsables de que el ejercicio del gobierno (local, autonómico, estatal o europeo) lo ejerza uno u otro partidos. Porque ha sido, porque es nuestra decisión.
Los ciudadanos, cuando votamos, decidimos. Y no nos equivocamos. O eso creemos. Porque la responsabilidad que depositamos en quienes son objeto de nuestras preferencias no termina en la introducción de la papeleta en la urna. Esa responsabilidad continúa durante toda la legislatura.
Los ciudadanos, en definitiva, somos responsables, o corresponsables, de los actos de gobierno que se realizan en nuestro nombre y con el aval de nuestro voto.
La exigencia a los cargos públicos del recto ejercicio de los cargos para los que los elegimos también tiene una contrapartida: cuando durante una legislatura un gobierno (local, autonómico y local) adopta decisiones en contra de los intereses de los ciudadanos, no debe extrañarnos que quienes no votaron a ese gobierno reclame a los que sí lo votaron su parte de responsabilidad.
Ahora que se acercan unas elecciones, por tanto, debemos reflexionar si nuestro voto se mantiene fiel o se cambia. Debemos reflexionar sobre qué destino queremos darle a nuestro voto y cuáles son los valores que debemos tomar en consideración. Porque esa es otra: votamos según nuestros intereses, nuestras afinidades, nuestros afectos. Pero nunca debemos olvidar que con el voto depositamos una parte de nuestros valores, o que nuestros valores ciudadanos forman parte de la papeleta que introducimos en la urna.
En muchas ocasiones, y las encuestas demoscópicas se encargan de resaltarlo (para garantizarse un adecuado mercado empresarial, no por otra cosa), votamos a la contra. O lo que es lo mismo, se nos incita más a votar en contra de un determinado gobierno sin que sepamos bien si ese voto no se volverá contra nosotros.
Por eso, cuando se conozcan los resultados de las elecciones del 22M, habrá que felicitar a los partidos ganadores (que no son todos, aunque las noches electorales lo parezcan), a los votantes que han decidido ese resultado. Y al día siguiente de que se formen los gobiernos que resulten, éstos estarán sometidos a la crítica (más o menos acentuada en un período inicial de cortesía). Y los votantes, los ciudadanos que con su voto hayan contribuido a que se formen tal o cual gobierno deberán aprender que serán responsables, corresponsables, de las decisiones que esos gobiernos tomen.
No vaya a ser que, como sucede muchas veces, si a alguien se le dice, tras escucharle una crítica a un determinado cargo público, que tanta responsabilidad tiene ese cargo como el ciudadano que lo ha votado, nadie asuma esa responsabilidad. De ahí que votar a la contra, que votar en contra, acarree luego penalidades y vergüenzas que se podrían haber evitado.
Vale.

martes, 26 de abril de 2011

El AVE, los incompetentes. Y unas toallas portuguesas

Hace unos días (11 de abril) posteaba en este mismo sitio sobre la única salida que le quedaba al candidato del Partido Gurtelar de Extremadura: convencer a sus correligionarios portugueses de derechas para que no paralizaran el proyecto del AVE en el país vecino, para conectar Lisboa con Madrid, lo que beneficiaría, sin ninguna duda, a esta tierra.
Mi post nacía de unas declaraciones de la protavoz del PSOE de Extremadur, y antes de conocer unas declaraciones del Secretario General de Extremadura del partido de la derecha, Fernando Manzano, en las que decía, según 20minutos.es: “El presidente del PP extremeño, José Antonio Monago, defenderá en una reunión que mantendrá "en los próximos días" con líderes del PSD portugués el carácter "primordial" del AVE para el "desarrollo" de Portugal, España y Extremadura, en un momento en el que "nunca estuvo más en el aire todo (sobre dicha infraestructura) que a día de hoy" (http://www.20minutos.es/noticia/1017416/0/).
Desde ese día, el presidente del partido derechista extremeño, José Antonio Monago, sigue sin entrevistarse con sus correligionarios portugueses, y ayer se conoció que el gobierno luso, en funciones, decidió terminar con el proyecto. Un gobierno en funciones porque la derecha portuguesa consiguió lo que intentó la derecha española: cargarse al gobierno. Hasta para eso es inútil la derecha presidida por el currante Mariano.
Hoy se ha conocido que el ministerio de “Fomento lanza la licitación de la línea de alta velocidad a Extremadura por más de 3.829 millones de euros, a través de la colaboración público-privada” (http://www.europapress.es/extremadura/noticia-fomento-lanza-licitacion-linea-alta-velocidad-extremadura-mas-3829-millones-euros-20110426142738.html).
Mientras que el gobierno socialista español sigue dando pasos adelante con el proyecto, el portugués, fagocitado por la derecha, ha decidido paralizarlo.
Y, a todo esto, el presunto líder (¿qué es un líder? ¿qué virtudes y capacidades debe reunir un líder? ¿cualquiera es líder por el hecho de ocupar un cargo?) de la extrema derecha en Extremadura sigue sin ser capaz de entrevistarse con sus correligionarios portugueses. Y no lo hace porque ya sabe la respuesta: no quieren ni oír hablar de semejante proyecto porque no creen en Europa, y, lo que es más grave, porque consideran que conectar Lisboa con Madrid les hará más dependientes de la economía española.
Al final de toda esta historia, es probable que Monago vaya a Elvas a hacer el paripé con algún dirigente de medio pelo portugués. Como mucho.
Y a comprar unas toallas.
Vale.

viernes, 22 de abril de 2011

El frío no existe, es la ausencia de calor.

La máxima que titula este post no sé si será cierta o no, pero ayuda en muchas ocasiones a entender algunas cuestiones. Decía León Felipe que “para enterrar a los muertos, cualquiera vale, cualquiera, menos un sepulturero”.
En estos tiempos convulsos, en los que una crisis del modelo capitalista está fagocitando con fuerza cualquier posibilidad de resolverla si no es ahondando más en la brecha económica, que beneficia exclusivamente a los poderosos, la realidad nos está llevando a una situación en la que cualquier mercancía es buena para obtener beneficios, para engordar la cuenta de resultados.
También sucede en el campo de las ideas políticas y en la puesta en práctica de esas ideas. Los valores estables ya no sirven si no cotizan en bolsa: la razón, el criterio, la verdad... ya no sirven si no se traducen en beneficios económicos.
Las empresas que tienen negocios editoriales y de prensa (en cualquier soporte) anteponen la obtención de beneficios a cualquier cosa. Incluida la verdad. Algunas actúan con vehemencia y griterío, como el Grupo Intereconomía (con accionistas que pagaron el tamayazo), y que la Federación de Asociaciones de la Prensa consideran que no actúa conforme a los criterios éticos del periodismo, como si tal cosa existiera.
Otras, como el Grupo Vocento, heredero natural e ideológico de la Editorial Católica, considera que la verdad no existe, que es un instrumento al servicio de la contabilidad empresarial. Pero no grita como Intereconomía, sino que va distribuyendo por sus medios determinados argumentarios para extenderlos por el territorio, como si de una invasión militar se tratara. Ocupar el territorio para someter a los enemigos y favorecer a los amigos siempre le ha ido bien a la burguesía de Neguri.
En esta sibilina actuación del grupo Vocento nos encontramos ayer, 21 de abril, con un artículo en el Diario Las Provincias, cuyo arranque no puede ser más demoledor como declaración de principios: “La Justicia es demasiado importante como para que solo sepan de ella los jueces”. Esta afirmación ilustra la opinión sobre el asunto Troitiño. Aunque cita lo sucedido en su día con Josu Ternera, y la crítica a la Justicia pudiera entenderse razonable, no deja de ser curioso que un medio de comunicación afirme, sin pestañear, lo que dice el autor del artículo en su arranque.
En estos tiempos convulsos en los que el capitalismo salvaje sigue campando a sus anchas, cabe decir, sin pestañear: “La verdad es demasiado importante como para que solo sepan de ella los periodistas”. Porque dejar la verdad en manos de los periodistas es asumir que la verdad será ensuciada con la tinta con la que los dueños de los periódicos imprimen sus cuentas de resultados.
Claro que la Justicia debe estar en manos de los jueces y sólo de los jueces. Porque, al final, lo que el artículo en cuestión hace es justificar, por la vía de la omisión, la actuación de Trillo en el tema Troitiño.
¿Acaso cree el periodista que él lo haría mejor que los jueces? ¿Acaso afirma el periodista que él siempre dice la verdad cuando la verdad que pregona es la que le interesa a quien le paga?
Estamos muy acostumbrados a saber más que los demás. Y a demostrarlo día a día. Pero no es lo mismo lo que un ciudadano cualquiera diga en la barra de un bar, que lo que un medio de comunicación publique. El ciudadano, allá él con sus cosas. El medio de comunicación publica lo que le parece bien a la empresa, si eso produce beneficios. El periodista, simplemente, porque le pagan. La verdad, la realidad, el criterio, la razón... si caen del lado de lo que escribe o dice, bien. Si no, qué más da, lo que importa es el dinero.
Vale.

lunes, 11 de abril de 2011

Monago, te queda Portugal

Tenía pensado no postear en algún tiempo, pero trasteando por la red me he tropezado con este comentario de José Antonio Monago en su muro del caralibro:
La portavoz del @psoeex me solicita que convenza al PSD de la bondad del AVE... Y no gobiernan los socialistas en Portugal? Y no decía Sócrates también que estaría el AVE en el 2010?... No puedo entender esta declaración de mi paisana...
Vayamos por partes. Y en algunos casos voy solamente a hacer referencias, sin acudir a hemerotecas.
En primer lugar, con motivo de las últimas elecciones portuguesas quedó meridianamente claro que el partido de derechas (como el Partido que en Extremadura preside Monago) portugués se presentaba ante su electorado con la pretensión de no seguir adelante con el proyecto del AVE que conectará Lisboa con Madrid. Ese partido de derechas perdió las elecciones.
En segundo lugar, con motivo de los sucesivos planes de ajuste llevados a cabo por José Sócrates, siempre se ha mantenido el proyecto de AVE, aunque en algún caso con algún retraso en su ejecución, pero con la vista puesta en la vertebración ibérica de la que la Alta Velocidad es un elemento indispensable. El partido de derechas portugués siguió manteniendo la eliminación del proyecto.
En ambos casos, Monago se dedicó a criticar al gobierno socialista sin tener agallas para dirigirse a sus correligionarios y exigirles, con igual contundencia al menos, que no desistieran del proyecto de Alta Velocidad.
Ahora, cuando el partido correligionario del que preside en Extremadura Monago ha conseguido lo que ni él ni su presidente nacional han sido capaces de alcanzar en España, Monago se muestra en grado sumo cínico.
La derecha portuguesa ha sido capaz, para asombro de Europa, de tumbar el gobierno de Sócrates, y, con ello, poner en gravísimo riesgo el proyecto de AVE ibérico, Monago es incapaz de alzar la voz. No le sale del cuerpo.
En un ejercicio de cinismo dice que en Portugal gobiernan los socialistas, cuando la derecha reaccionaria portuguesa ha conseguido la caída del gobierno y someter al país al chantaje del rescate.
El señor Monago no tiene ni agallas para ir a Elvas y decirle al presidente de la Cámara Municipal que no se preocupe, que habrá AVE. No. Sabe que el PSD portugués ha sido capaz de tumbar el gobierno de su país y venderlo para un rescate vergonzoso.
A Monago, en su cínica respuesta, en su respuesta cobarde, se le ve el plumero: el plumero de pertenecer a un partido de derechas, muy de derechas, que por la incapacidad de sus jefes nacionales no ha conseguido lo que pretendió en mayo de 2010: la caída del gobierno socialista.
A Monago habría que preguntarle si su partido, que tanto pide elecciones anticipadas, conoce el artículo 113 de la Constitución. Quizás nunca haya llegado hasta él.
A Monago habría que preguntarle si tiene algo que decirle a sus correligionarios portugueses para que ante la próxima contienda electoral, bajo el paraguas del chantaje, del rescate, sean capaces de incorporar a sus propuestas el proyecto ibérico vertebrador de la Alta Velocidad.
Pero para eso, Monago, no compra kinders.
Vale.

domingo, 3 de abril de 2011

Es una lata, el trabajar, ¿verdad Mariano?

Aunque las apuestas, los deseos, las conjeturas eran múltiples antes del 2 de abril, el anuncio de Zapatero ante el Congreso Federal del PSOE ha tenido efectos devastadores, especialmente en todo el espectro de grises que conforman la derecha política y la derecha mediática. Esos efectos, además, han revelado enormes carencias democráticas en quienes, cuando les interesa, apelan a la Constitución, pero que, en realidad, ni siquiera se la han leído.
El anuncio de Zapatero no es institucional, no es un anuncio del Presidente del Gobierno, sino del Secretario General del PSOE ante el máximo órgano de su partido entre congresos. Por tanto, no afecta, desde el punto de vista institucional, a la Presidencia del Gobierno.
El anuncio de Zapatero es un anuncio democrático, dentro del funcionamiento democrático del PSOE, que cumple el mandato constitucional de que los partidos políticos deben funcionar con criterios de democracia interna. Ejemplo contrario, de funcionamiento no democrático, es el Partido Gurtelar, cuyo actual presidente accedió al cargo sin ningún procedimiento de democracia interna, o, lo que es lo mismo, sin cumplir la Constitución.
Con estas dos premisas, la rabia política que acumulan los dirigentes (iba a decir líderes, pero esa gente les faltan muchos peldaños para alcanzar ese nivel), los han llevado a asumir, ante el anuncio de Zapatero, un único argumento, que gritan y en ese griterío demuestran su incapacidad, su incompetencia y su resentimiento. Sólo quieren elecciones anticipadas. Y según lo dicen algunos, incluso que se les dé el gobierno sin elecciones.
Zapatero ha conseguido, en una sola frase, “no voy a ser candidato”, destrozar la única línea programática del Partido Gurtelar de cara a las elecciones de mayo. Ya no serán un plebiscito sobre Zapatero, ahora se necesitan programas electorales, candidatos que demuestren que, además de repetir como papagayos los argumentarios de Génova, S.A., tienen algo que decir y ofrecer. Acabado el plebiscito, comienzan los programas. De ahí que el argumentario de Génova, S.A., aumentado por los órganos de publicidad y propaganda del Consejo de Administración, se haya constituido en un Plan B de emergencia. Un plan B que pretende, únicamente, tapar las vergüenzas democráticas de unos consejeros que buscan el beneficio, utilizando para ello las gürteles de transmisión que sean necesarias.
Lo que demuestran los dirigentes gurteleros y lo que demuestran los directores (los propietarios) de los medios de comunicación que los imprimen con tintas de babosa es un absoluto desprecio (el desconocimiento ya era palpable) a la Constitución Española.
La derecha iracunda, cegada por las encuestas que se fabrican por sociedades anónimas, solamente quiere elecciones anticipadas, sólo quiere cargar la prueba sobre el Presidente del Gobierno y sobre el PSOE. Porque saben que, aplicando la Constitución, podrían reclamar de los presuntos triunfadores que acudan al artículo 113. Pero es pedirle lo imposible a un grupo de inútiles e incapaces dirigentes políticos que se comportan más como miembros de un consejo de administración.
Para el próximo premio VAMAR, el artículo 113 ni existe ni debería existir. Porque presentar una moción de censura requiere arrestos (castellano clásico), kinders (lenguaje políticamente correcto) o cojones (en extremeño, como le gusta al del morral). Y el presidente a dedazo no tiene ni capacidad política, ni arrestos para acudir al Congreso de los Diputados con una moción de censura. Arrestos que sí tuvieron Felipe González cuando se la presentó a Adolfo Suárez, y Antonio Hernández Mancha que hizo lo mismo con Felipe González. Y los dos, González y Hernández Mancha, sabían de antemano que sus mociones de censura no saldrían adelante porque no tenían votos suficientes. Pero los dos se sentían capacitados para hacerlo y para explicar a los ciudadanos esas capacidades, las propuestas que guiarían sus programas de gobierno si las mociones triunfaban.
Y todavía hay una diferencia mayor entre González y Hernández Mancha con Mariano: los dos sabían que los éxitos, también en política, sobre todo en política, se consiguen trabajando. Y Mariano ha demostrado un día sí y otro también que él no está hecho para trabajar. Que trabajar cansa, como se titula el blog de Isaac Rosa en Público. O que, en un tono más acorde con los niveles culturales de Mariano, “es una lata el trabajar”.
Es lamentable que empresas periodísticas publiquen medios que tienen como horizonte una presencia política y aupar al poder a alguien cuya capacidad de trabajo está fuera de toda duda: no tiene ninguna. Ni ganas, por supuesto. Y si ese es el jefe, a ver que puede esperarse de sus empleados.
Vale.