lunes, 5 de noviembre de 2007

Autorías intelectuales

Sostiene aún Gánsar, el amigo íntimo de Bush, en las autorías intelectuales, las de ETA y las de los terroristas islámicos. Y se retrata. Su insistencia no encaja con las sentencias de la Justicia española, que no condenan a los autores "intelectuales" de los atentados, sino a sus autores, materiales o cómplices, y, dentro de esa "intelectualidad" entraría el delito de "integración en banda armada".
Pero autores intelectuales, no.
Sostiene Gánsar la existencia de autores intelectuales en atentados terroristas que pretenden derrocar regímenes democráticos. Debería investigarse la autoría intelectual de la Teoría de la Conspiración. Autoría intelectual que se cimentó en el despacho del presidente Gánsar el 11-M cuando, en vez de reunir un gabinete de crisis, convocó a su asesor electoral, un tal Arriola, para concluir que si el atentado era de ETA, barrían en las elecciones del 14-M. Pero la realidad fue, era otra: el atentado era islamista yihadista, y ahí, Arriola, era un inexperto.
Por cierto, el mismo Arriola, asesor electoral de Gánsar, formó parte de la comisión que, en nombre del gobierno del PP, negoció con ETA, sí, con ETA. Por eso, quizás, Arriola era el enlace perfecto entre el brutal atentado del 11-M y la necesidad de utilizarlo para ganar las elecciones.
Gánsar, de tanto insistir en la teoría de la conspiración o de los autores intelectuales se está definiendo, se está retratando: él mismo es el eslabón perdido entre el gobernante demócrata que ganó las elecciones de 2000 con mayoría absoluta y el fundamentalista que las perdió el 14-M y quiere, busca y desea que el partido que le derrotó sea condenado por el sólo crimen de haberle ganado.
Porque para el autor intelectual de la teoría de la conspiración, ganarle las elecciones, a él, al elegido, es un delito.