domingo, 29 de agosto de 2010

Aganistán, otra vez

La muerte de un capitán y un alférez de la Guardia Civil (y del traductor, con nacionalidad española) en atentado terrorista en Afganistán ha vuelto encender una bombillita en la ultraderecha (en la que se incluye el PP) para conseguir que el Gobierno socialista reconozca que España está participando en una guerra en Afganistán.

Rajoy y los suyos no pretenden, como dicen, que Zapatero “diga la verdad” (según ellos, “que estamos en una guerra en Afganistán”), sino que reconozca una situación de guerra que justifique y ampare la deplorable acción de Aznar en las Azores. Acción política, de llevar a España a una guerra ilegal, por la que debería haber sido juzgado penalmente por los tribunales.

La muerte del capitán Galera y del alférez Bravo se debió a un acto terrorista que tenía, como única finalidad provocar una respuesta de los militares españoles que fuera asimilable a una acción de guerra. El capitán Galera y el alférez Bravo estaban cumpliendo un trabajo, el de adiestramiento para la nueva policía afgana, bajo mandato de la ONU, como bajo cuyo mandato están operando en la provincia de Bagdhis.

La situación en el país asiático es de un grave conflicto social, político y militar. Las FAS españolas intervienen en los dos, en el social, con acciones de cooperación muy destacables, y con algún apoyo, escaso, de instituciones extremeñas (Caja de Extremadura y Diputación de Cáceres), y en el político, con formación y apoyo a las autoridades locales, a las que están tratando de dar instrumentos y habilidades para la conformación de un gobierno local que, con la policía y las unidades militares agfanas que se están adiestrando, puedan asumir su propia dirección política. El conflicto militar está desarrollado básicamente por las fuerzas de EEUU, en diversas ofensivas contra zonas claramente dominadas por grupos talibanes.

Esta participación española la conoce perfectamente Mariano Camps, pero el hecho de que cada vez que se refiera a él lo haga sabiendo que la respuesta será que él mismo formaba parte de un gobierno que decidió, a mayor gloria de su mediocre presidente, lleva a España a una guerra ilegal, le descalifica. El seguidismo que de las opiniones que se vierten en los medios de comunicación que se venden en el barrio de Salamanca y similares de toda España es la muestra además de una deficiencia ideológica abrumadora, y de una falta de capacidad política que se suma a la falta de volunta de trabajo que lo ha convertido en el paradigma de la más absoluta indolencia.

Por mucho que lo intenten los ultraderechas, sus voceros y sus plumillas, España está realizando una acción amparada y bajo mandato de la ONU, en un espacio físico, Afganistán, sometido a graves tensiones violentas, pero no está participando en una guerra. Y menos en una guerra ilegal, en contra de las previsiones de nuestra Constitución.

Vale.

jueves, 26 de agosto de 2010

Plasencia

Tras una denuncia de los concejales de la derecha placentina, aceptada por la Fiscalía, ésta ha decidido presentar denuncia contra dos concejales socialistas, Blas Raimundo y Enrique Tornero. En el momento en que se hace pública la información, el asunto está en una denuncia de la Fiscalía que habrá de ser admitida, o no, en el juzgado competente. En las informaciones publicadas no hay referencias expresas a los hechos objeto de denuncia, que podrían estar relacionados con contrataciones del Ayuntamiento con un constructor, también militante socialista.

El hecho de que en las informaciones no se haga referencia a los asuntos concretos, sí a los posibles delitos (prevaricación, tráfico de influencias, cohecho), y de que el constructor implicado en la denuncia lleve trabajando más de veinte años para el ayuntamiento, incluidos los períodos de gobierno del PP, plantea alguna cuestión.

Una, no precisamente ingenua, es que la denuncia, en principio contra dos concejales socialistas, bien pudiera extenderse, si los hechos fueran derivados de contrataciones irregulares, a investigar los contratos realizados por el ayuntamiento cuando era alcalde José Luis Díaz. La denuncia, si se ampliara el período de investigación más allá del mandato de los concejales Raimundo y Tornero, podría afectar de lleno a Díaz, enemigo político declarado de la actual dirección del partido de la derecha en Plasencia. O lo que es lo mismo, los denunciantes, los concejales Pizarro (candidato a la alcaldía en las próximas elecciones) y Cantero (actual portavoz), habrían actuado contra Díaz mediante fuego cruzado.

Es conocida en la ciudad del Jerte la posibilidad, más que cierta, de que José Luis Díaz una sus esfuerzos políticos con María Victoria Domínguez, para alcanzar el gobierno local (que sería para Díaz) y lograr un escaño en la Asamblea por la provincia de Cáceres, a costa del Partido Popular.

Por otra parte, con este tipo de informaciones suelen retratarse los medios de comunicación (me refiero a los escritos, que son los que “fijan” la opinión publicada). Y el retrato gordo y grosero se lo lleva el director del diario regional HOY, que se refiere al constructor denunciado como un “histórico” del PSOE. ¿Qué se pretende? Romero Vega es un militante socialista de base, que nunca ha ocupado cargos orgánicos ni públicos, como la misma información del periódico de la editorial católica reconoce.

Esa manera de titular, propia de los que han estudiado en la Facultad de Periodismo de Navarra, cuyo mejor exponente es Jotapedro, es la misma que se utiliza para denigrar a un grupo étnico (gitanos, moros, negros) o a cualquier colectivo “no normalizado” (gays, lesbianas).

¿Cuándo ha publicado alguna información el periódico del grupo Vocento en la que se tilde a Manuel Fraga de “histórico del Movimiento”, o a José María Saponi de “histórico de la Falange”?

Vale.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Listas, equipos y silencios periodísticos

A lo largo del mes de agosto, y al hilo de las primarias para la candidatura socialista en la Comunidad de Madrid, se han venido publicando diversas informaciones en la prensa local cacereña sobre unas posibles primarias para encabezar la lista del PSOE al Ayuntamiento local. Muy interesantes las informaciones, ya que en ningún momento se incluía en ellas referencias a los procedimientos fijados por la Comisión Ejecutiva Federal socialista, y, por tanto, orilladas exclusivamente, si fueran veraces las noticias, a intereses individuales. Intereses nada objetables, por otra parte.

Sin embargo, y mientras en los medios de comunicación se había publicado en fechas anteriores que la dirección del PP extremeño había decretado la candidatura de Elena Nevado por el partido de la derecha, sin ningún tipo de debate interno, los dos medios escritos alientan que ese debate se produzca en el partido que gobierna el Ayuntamiento. ¿A que se debe que se aliente ese debate en un partido y no se haga la más mínima crítica cuando en el otro ni se plantea? En estos meses de verano, los estudiantes de periodismo hacen las prácticas. ¿Estarán aprendiendo ya que a la derecha se le permite cualquier cosa y que a la más mínima hay que criticar a la izquierda?

No importan las listas a los medios de comunicación, les importa las personas, más fácilmente criticables. Pero, políticamente, las listas no deberían importar a los partidos democráticos, como no le importan a la derecha. Deberían importar los equipos.

Los equipos políticos que concurren con unas determinadas siglas y con unas determinadas proyecciones ideológicas deben, deberían, ser más importantes para los ciudadanos, y, por ello, más interesantes para los periódicos. Claro, que también hablamos de periódicos y periodistas, y eso, en Cáceres, es una cuestión que deja mucho que desear.

Así, mientras los periodistas locales, más gacetilleros que escritores de prensa, se han interesado por este o aquel nombre que pudiera estar interesado en que hubiera primarias en el partido socialista cacereño, han estado especulando con nombres. Pero esos gacetilleros locales, todos, tienen desde finales de julio una información, contrastada por ellos mismos, de la inclusión más que posible en la lista del partido de la derecha de una persona conocida, profesional militar, que está avalada por un importante sector del PP local y guardan silencio.

A los periodistas locales no les interesan las listas de los partidos a las elecciones, mucho menos los equipos de personas que conformen esas listas. A los periodistas, gacetilleros locales, les interesan las personas, los individuos, sobre los que pueden influir porque salir en los papeles en una ciudad pequeña y pacata puede ser determinante para las aspiraciones, cortas, de algunos: una foto en el periódico es un éxito.

Sin embargo, esos mismos periodistas callan cuando, teniendo una información contrastada, que afecta a la derecha, se les pide que no la hagan pública todavía, porque no interesa, porque puede ser contraproducente o porque esperan el mejor momento para que tenga el mayor y más beneficioso impacto electoral. Vamos, que se pliegan los gacetilleros a la estrategia militar.

Vale.

domingo, 8 de agosto de 2010

Las 3 diferencias


Entre las dos imágenes de la composición existen 3 diferencias muy importantes.
Vale.