viernes, 29 de mayo de 2009

Crónica de una desvegüenza (una más)

La desvergüenza y la hipocresía con la que el presidente del partido de ultraderecha que presenta a Mayor Oreja como candidato a las europeas (o a delegado del sindicato de monaguillos al concilio de Trento, según se mire) ataca el uso del Falcon por el presidente del Gobierno, tiene su contrapunto, por ejemplo, en la crónica de un épico viaje narraba en 1999, para El Mundo el que es ahora felpudo de Florentino (uno de los felpudos).
http://www.elmundo.es/1999/08/26/espana/26N0071.html

Aznar comparte el final de sus vacaciones con los monjes de Silos
Un año más, el presidente volvió al monasterio y a Quintanilla de Onésimo antes de reincorporarse a La Moncloa
EDUARDO INDAEnviado especial

QUINTANILLA DE ONESIMO (VALLADOLID).- El comandante Ruiz Leal, el piloto del helicóptero de Aznar, tuvo ayer trabajo extra. Pasaban las 9.00 horas cuando, a los mandos de su nave, puso rumbo a Las Playetas (Castellón) y recogió a su egregio viajero, al que acompañaba, como casi siempre, su médico personal. Al filo de las 11.30 horas enfilaron el camino a Santo Domingo de Silos, en donde, por enésimo año consecutivo, el helicóptero presidencial tomó tierra en el campo de fútbol del pueblo, en medio de una endiablada nube de polvo.

Cerca de 100 lugareños recibieron a Aznar en una escena más propia de Bienvenido Mr. Marshall que de la visita de un presidente europeo. Los 100 espontáneos hicieron de improvisados guardaespaldas. Acompañaron al presidente hasta el umbral del monasterio benedictino de Santo Domingo de Silos. El relaciones públicas de los monjes, Lorenzo, salió a recibirlo en medio de un enjambre de cámaras y micrófonos. Más de 40 periodistas rompieron la tradicional paz de Silos.

Aznar se aisló durante unas horas en compañía del secretario de Estado de Cultura, Miguel Angel Cortés, uno de los prohombres del clan de Valladolid, y del presidente castellanoleonés, Juan José Lucas.

El almuerzo fue, como no podía ser de otra forma, espartano. De primero, verdura; de segundo, pescado; y para postre, macedonia. Nada del otro mundo. Treinta monjes compartieron mesa y mantel con los tres dirigentes populares. El silencio más absoluto que reinó durante la degustación de las viandas tan sólo fue roto por la lectura de unos pasajes de un libro de Manuel Revuelta: Política religiosa de los liberales del siglo XIX. Una obra que le vino como anillo al dedo a una comida entre religiosos y liberales (especialmente, Miguel Angel Cortés).

La buena sintonía de la visita tan sólo la transgredieron unos manifestantes burgaleses que exigían una solución presidencial a la polémica del pantano de Castrovido.

Tras dar buena cuenta de las viandas, Aznar se retiró a un salón contiguo, donde charló largo y tendido con los responsables del monasterio, que saltó a la fama mundial hace unos años con los célebres cantos gregorianos.

«¿De qué han hablado?», interrogaron los informadores a la comitiva presidencial a la salida. «De las pensiones», comentó alguien, no se sabe si en tono jocoso. Quizá es que la serpiente del verano también ha sorteado el muro infranqueable de Silos.

El comandante Ruiz Leal dio de nuevo la bienvenida a su egregio pasajero y esta vez puso el timón rumbo a Palencia, donde Aznar visitó la célebre exposición Las edades del hombre, una muestra del arte religioso de Castilla y León.

A media tarde, sin tiempo para el respiro, el piloto de Aznar tuvo que volver a apretar el botón de arranque. Esta vez había que encaminarse a otro monasterio, esta vez el de Santa María de Valbuena. Allí, el presidente puso rúbrica al convenio que convertirá este sancta santorum cisterciense en la sede permanente de Las edades del hombre.

Aunque entre San Bernardo, pueblo donde se asienta el monasterio de Santa María de Valbuena, y Quintanilla de Onésimo (en honor al falangista Onésimo Redondo) no hay más de 20 kilómetros, Aznar recurrió al helicóptero para alcanzar la última parada de su ruta por tierras castellanas.

En Quintanilla echó la vista atrás. La nostalgia hizo acto de presencia en su memoria.

Como él se encarga de recordar cada vez que tiene oportunidad, aquí transcurrieron algunos de sus mejores días. Y es que Quintanilla fue su lugar de vacaciones durante su etapa al frente de la Junta de Castilla y León (1987-89).

Esta vez no hubo partida de dominó. La agenda manda, y esta vez no había en ella hueco para el dominó. Donde sí disfrutó Aznar, y de lo lindo, fue durante la cena, regada, evidentemente, con un Ribera del Duero.

El hombre que hoy rige los destinos de España tuvo la oportunidad de encontrarse con las personas que creyeron en él cuando no era más que una promesa. Aznar halló aquí, en Valladolid, hace más de 10 años, la baraka, ese término que utilizan los árabes para hablar de la suerte. Quizá, por eso, vuelve, verano tras verano, a sus orígenes. El helicóptero del comandante Ruiz Leal le devolvió a la dura realidad de La Moncloa.

Que Mariano Rajoy diga lo que está diciendo en los mítines, cuando su jefe viajaba a rendir tributo a un falangista (Onésimo Redondo), utilizando medios del Estado, no hace sino reforzar algo que parece obvio: de tanto viajar al centro, el PP y Mariano Cuchara Rajoy se han caído del tren y están en el apeadero de la extrema derecha.
Vale.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

De ninguna manera se puede justificar el mal-uso de los medios del Estado que ha hecho ZP, por el mero hecho de que también los haya mal-usado Aznar.
" ¡Ah!, yo lo hago porque lo hizo el otro". No señor, las cosas no son así.

Paco Hurtado dijo...

efectivamente, tienes razón, pero utilizarlo en la campaña como están haciendo Rajoy y los suyos merece una respuesta de campaña, ¿no te parece?

Paco Hurtado dijo...

efectivamente, tienes razón, pero utilizarlo en la campaña como están haciendo Rajoy y los suyos merece una respuesta de campaña, ¿no te parece?

Anónimo dijo...

¡Ostras!!!
Tú me preguntas y yo te contesto.
Me parece muy mal. ¿Por qué? Muy sencillo, no entiendo como puede haber dos tipos de respuestas: las que se dan en campaña y las que se dan no estando en campaña.
¿No sería mas creible ZP si siempre contestara sinceramente sin tener en cuenta el momento en el que da la respuesta?

Paco Hurtado dijo...

No se trata de dos tipos de respuestas: la solución la dio Felipe González (lo siento). La solución es que el gobierno publique todos los datos de los últimos 30 años. Pero en campaña, no puede permitirse que unos (casualmente en este caso la derecha) haga unas acusaciones y no acepte, no admita que su comportamiento fue, al menos, igual cuando estaban en el gobierno.