Los micrófonos, abiertos a destiempo, suelen jugar malas pasadas. Y suelen, sobre todo, poner al descubierto las miserias de quienes, en los discursos enardecen a las masas con soflamas, y luego no creen ellos mismos en nada de lo que han dicho a sus seguidores.
El año 2007, el año en el que España se iba a romper por impulso de Zapatero, el año en que Zapatero iba a liquidar la unidad de España, fue el año en que Mariano Rajoy lanzó un mensaje "institucional" animando a participar en la festividad del 12 de octubre. Aquel mensaje sirvió para que muchos seguidores de Mariano sacaran lo mejor de su casa a los balcones: las banderas preconstitucionales, las de la dictadura.
Ahora, cuando se ha comprobado que España no se rompe, ahora ya no hace Mariano el mensaje institucional, ahora ya Mariano se muestra como es.
Un micrófono abierto ha descubierto a Rajoy: "Mañana tengo el coñazo del desfile".
Podría no hacerse ningún comentario, pero cuando un hipócrita queda al descubierto hay que analizar hasta donde nos puede llevar su realidad. Porque, ¿cuándo era sincero Rajoy? ¿el año pasado cuando sacaba de las tripas más reaccionarias los símbolos de la dictadura?
Sin duda alguna, Mariano es sincero ahora. Muy sincero.
Vale.
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