Y duele mucho. Tanto que los payasos ZAR andan buscando su autoestima por las esquinas, camuflados tras pancartas con contraindicaciones y efectos secundarios.
La verdad duele. Y la verdad que va aflorando a la vista de las declaraciones de procesados y testigos en el juicio del 11M va desarbolando las pancartas y se ve a los payasos ZAR y a la troupe de su circo desnudos: las vergüenzas las perdieron entre el 11 y el 14 M de 2004 y desde entonces se han ido dejando en cada rifirrafe un jirón de la piel de la dignidad.
Hoy, ya sin autoestima, sin dignidad, se refugian en la AMC, junto a los viejos maestros (Jiménez Fasciantos y "Er niño del liguero"). Esa AMC, declarada de utilidad pública, fue fundada por el sindicato del crimen, esa AMC es la Asociación de Mentirosos Conspiradores.
La verdad, la verdad que trataron de ocultar, engañando a los ciudadanos, o pretendiéndolo, les persigue, les alcanza, y ellos, como cobardes que son, huyen hacia adelante, abriéndose a hachazos de nuevas mentiras en el camino tranquilo que los ciudadanos labran día a día con su trabajo.
Hoy, cuando la verdad ya les rodea irremisible, han encontrado a un asesino mimado por ellos como su única tabla de salvación. Pero hoy, más que nunca, haría falta modificar el Código Penal y tipificar como delito la prevaricación política, la mentira, la manipulación (ma-ni-pu-la-ción),m que diría el apóstol Ur-da-ci.
Hoy, cuando la verdad los deja desnudos, sin dignidad, el único ropaje que les queda es la retórica de la demagogia, donde todo les vale, y donde deberían saber por su propia experiencia que se ahogarán con toda la mierda que expulsan.
Vale.
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