domingo, 24 de octubre de 2010

Plaza Mayor de Cáceres

Cada vez que en alguno de los dos periódicos locales aparece alguna noticia o refrito de noticias sobre las obras de la Plaza Mayor, sucede lo mismo. Cada vez que en cualquiera de esos medios hay una entrevista o una información o refrito de información con la alcaldesa de la ciudad, sucede lo mismo. Se suceden los comentarios anónimos, de valientes catovis, que dan mandobles sin saber y cualquier día se van a cortar ellos mismos.

Dejando a un lado los que van dirigidos a los militantes del mismo partido que Carmen Heras y similares, los que más éxito tienen son los que bordean o superan, en muchos casos, el Código Penal.

Están los mensajes que vapulean, insultan y tratan de degradar a Carmen Heras. Esos mensajes no serían iguales si se llamara Carmelo Heras. Demuestran lo que son quienes los escriben, y, lo que es peor, que muchos de ellos están escritos por mujeres.

Luego hay otro tipo de comentarios (muchas veces se mezclan con los anteriores) que superan el tipo penal definido para la xenofobia.

Muchos de esos comentaristas, y de esas comentaristas, han conocido la plaza antes de que el alcalde Saponi decidiera colocar la bandejina (que, si no recuerdo mal y para eso están las hemerotecas, él mismo definió de provisional).

Antes de esa bandejina, la plaza estaba como muestra la fotografía que ilustra este post.

Ninguno de esos comentaristas hace referencia a esta imagen, como se ve, una foto en color, por lo que no es muy antigua. Y muchos de esos comentaristas tan valientes apostados en la trinchera de la anonimia conocieron al alcalde responsable de convertir a la Plaza Mayor en un inmenso aparcamiento indecente.

Y si no lo conocieron (algunos podrán atribuir a que son jóvenes ese desconocimiento) no dijeron nada cuando el responsable de convertir la Plaza Mayor en el cutre aparcamiento que se ve en la fotografía fue honrado por el Ayuntamiento con una hermosa calle que lleva su nombre.

Ese responsable no era de Cáceres y ningún atrevido u osado comentarista dice lo más mínimo. Eso sí, no se llamaba Alfonsa.

Cuando se recuerda una foto como la que ilustra este post y se han visto los planos (que han estado en exposición pública y colgados en internet, no sé si siguen colgados), la diferencia es como la de entre noche cerrada y día soleado. Pero eso no interesa.

Las obras de la Plaza Mayor para los cómplices del desaguisado que muestra la foto son la excusa para atacar, sin miramientos y sin educación (de cultura, que es otra cosa, ni hablamos) a la actual alcaldesa de la ciudad.

Por cierto, la foto que ilustra este post pertenece al libro “Extremadura. Reflejos de una tierra. Cáceres”, de Editorial Extremadura.

Se podrá estar o no de acuerdo con el proyecto, se podrá discrepar de las soluciones planteadas por los arquitectos (por cierto, alguno cacereño de familia ilustre y poco sospechosa), pero lo que no puede ser la excusa para los insultos.

¿Y si el jurado de la capitalidad europea 2016 hubiera seguido los comentarios en los periódicos para hacerse una idea de la “cultura” de las ciudades aspirantes? Seguro que en mala educación habríamos ganado sin presentarnos.

Vale.

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