La patronal, debidamente sostenida por las empresas vendedoras de cupones, digo de periódicos, radios y televisiones, cumple con sus obligaciones. Díaz Ferrán ha hecho su trabajo, ha cumplido su encargo y ya no es necesario. Ahora procede su relevo.
Ahora ya no les sirve. Ahora Díaz Ferrán es un estorbo para la patronal. Ha cumplido su encargo, ha servido de parapeto de una patronal cuyos directivos, propietarios y grandes ejecutivos han puesto a salvo (la ingeniería fiscal es una profesión en alza) durante estos dos años en los que el peor empresario que haya habido nunca les ha servido de distracción.
Ahora, cuando el muñeco está roto, cuando la falsa liebre ha llevado a los galgos sindicales a una huelga general sin sentido, el muñeco se tira a la basura… bueno, a una basura bien cubierta de billetes de 500 €. No hay que preocuparse por Díaz Ferrán, tendrá un dorado retiro.
Ahora, cuando la patronal y las empresas vendecupones han conseguido su objetivo arrastrando a unos sindicatos “de clase ideológica muy débil”, el señuelo se tira. La patronal, ahora, elegirá para su presidencia a un auténtico tiburón, a un auténtico capo que pueda terminar de humillar a los humillados Cándido y El Otro.
La patronal, asentada ideológicamente en la ultraderecha, apoyada por las empresas de medios de comunicación, que viven de la publicidad de la patronal (porque lo que es de vender cupones, no parece que pudieran subsistir más de un mes) determinará cómo y cuándo dará el descabello a unos dirigentes sindicales de escasa clase ideológica.
Vale.
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