Cada vez que el nieto del autor de los discursos de Franco habla, cuando menos, sube el pan. Y lo ha vuelto a hacer para decir que la elección (democrática) de Barack Obama es un "exotismo histórico". ¿Qué pretende decir Aznar? O mejor dicho, ¿qué pensamiento profundo se esconde detrás de esa afirmación? En realidad, Aznar hace una afirmación claramente racista, por cuanto de su afirmación solamente puede desprenderse que Obama será el primer y último presidente americano negro. Ese es el pensamiento profundo de Aznar. Ni siquiera considera que los votantes americanos han decidido libremente. Considera que se han equivocado eligiendo a un negro y que en el futuro no volverán a equivocarse porque nunca más ningún negro tendrá la posibilidad de ser elegido.
Ese pensamiento racista, profundamente antidemocrático (en realidad, a Aznar le gustaría que los negros no tuvieran derecho a voto, que no se les reconociera el derecho de un hombre, un voto), es el mismo que la cohorte de pensadores que en torno a FAES le jalean, le ríen las gracias y hacen de su capa un sayo, cuando al analizar las derrotas de los derechistas recurren a aquello de que a los socialistas les votan los que vivimos en zonas rurales o menos pobladas (vamos, los analfabetos, los que no deberíamos tener derecho a voto). Lo que yo no entiendo es cómo en las ciudades dormitorio de Madrid hay tanto tonto de los cojones votando a la derecha reaccionaria.
Pero del mismo modo que Aznar afirma, mesándose su melena al viento (por cierto, tiene el mismo corte de pelo que Bernie Ecclestone) afirma que la elección de Obama es un exotismo histórico, sería muy conveniente que los ciudadanos españoles, incluidos los tontos de los cojones, aplicáramos a Josemari el mismo concepto, pero adaptado a su pensamiento (?) político: los ocho años de gobierno de Aznar fueron un exotismo democrático. Porque su comportamiento, sus decisiones, sus actitudes demuestran que, como su abuelo, el escribano del general bajito, no cree en la democracia.
Para Aznar, la constitución de 1978 es una anomalía histórica, y sus hechos y sus palabras, una y otra vez, así lo demuestran. Ya desde su época de miltante de la extrema derecha en La Rioja, cuando mandaba cartas a la prensa en contra de la Constitución, así lo demostró.
Vale.
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