Ayer, 15 de mayo, miles de ciudadanos, en su mayoría jóvenes, se manifestaron exigiendo un basta ya en la dictadura de los mercados sobre la política, reclamando que no quieren ser los paganos de la crisis, los excluidos. Por ello, muchos están en torno a un movimiento en principio intangible al grito de ¡indignaos!
En realidad, los manifestantes respondían a diversas líneas de llamamientos, entre ellos un sintomático #nolesvotes, auspiciado en las redes sociales por gentes (Enrique Dans, por ejemplo) más interesados en conseguir lo que parece que ayer tuvo algún resultado.
De los miles de jóvenes que ayer se manifestaban, la inmensa mayoría son votantes de izquierdas, de cualquiera de las izquierdas. Seguramente.
Qui prodest? ¿A quién benefician acciones movilizadoras como la de ayer? En un período electoral como en el que estamos, beneficia a la derecha, que asiste, complacida, al espectáculo de la promoción de la abstención. Porque los jóvenes votantes de la derecha no se manifestaron, porque la derecha tiene el voto bien condensado.
Ayer, más que nunca, se vio que el voto es necesario. Que votar es necesario. Para quienes siendo ya mayores de edad no teníamos derecho a voto porque la dictadura (los padres de la derecha actual, de los derechistas actuales) lo prohibía, el espectáculo de llamar a la abstención... solamente a la izquierda supone una derrota.
La derecha, la dueña de los mercados, está muy contenta con que sea la izquierda la que esté haciendo los recortes, para recoger luego el poder limpio de polvo y paja, y ayer brindaban porque los jóvenes que votarían mayoritariamente a las izquierdas se decanten por la abstención.
La abstención siempre favorece a la derecha. Y por eso la propician, la jalean. Que se queden en casa, que ellos, después de misa, votarán todos juntos.
Al comienzo de la democracia, se hacían, por la izquierda, llamamientos al “voto útil”, para construir una mayoría que, con el PSOE al frente, es la que ha desarrollado en España el estado del bienestar, que la crisis quiere arrasar y sobre cuyo futuro solamente el partido en el gobierno está tratando de sostener el larguero. Hacer que la derecha llegue al poder, será dejar caer el larguero. Y no caerá sobre los niñatos de NNGG, no, caerá sobre los miles de jóvenes que ayer se manifestaban.
Por eso, hoy no es el llamamiento al voto útil lo que hay que realizar. Es el llamamiento al voto necesario. Solamente con una masiva afluencia a las urnas se podrá seguir sosteniendo el larguero que sujeta, mal que bien, el estado de bienestar.
En este blog ya he hecho referencia a la corresponsabilidad de los votantes con las políticas que desarrollan sus electos, y la responsabilidad que asume quien se abstiene.
Por eso, porque el voto es necesario, abstenerse ahora tendrá consecuencias incalculables mañana. Y quienes ya pasamos por la tristeza de ausencia de libertad estamos en condiciones de exigir a los jóvenes su complicidad en la liquidación del estado de bienestar si renuncian a ejercer su derecho a votar. Renuncias, nunca.
Y el día 23 de mayo, entonces, les recomiendo afiliaciones masivas a los partidos de izquierdas, a cualquiera de ellos, para cambiar estructuras, para cambiar la política.
Renunciar al ejercicio de la política es renunciar a la libertad. Y sin estado de bienestar, la libertad desaparece.
Vale.
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