jueves, 5 de mayo de 2011

Libertad de prensa y hética periodística.

Ayer se celebraba el día de la Libertad de prensa, con el fotógrafo Manu Brabo detenido por Gadhafi, el amigo de Aznar. El domingo, el director de un medio regional extremeño publicaba un artículo en el que elevaba de nivel una anécdota, según la cual, los jóvenes no saben que los periódicos se publican todos los días. Claro, para concluir que nuestros jóvenes están todos echados a perder. Una cosa es cierta: los jóvenes no compran periódicos hechos por viejos y para viejos.

Hoy, qué cosas, hoy, en el mismo periódico se puede ver un ejercicio habitual de manipulación. Sutil, pero muy eficaz para los intereses a los que sirve. Y de los que se sirve. Muchas veces no es necesario un gran titular para que una noticia o lo que sea eso quede claramente manipulado. Basta con recurrir a una media verdad, que, cuando se conoce es una mentira completa. En este caso, la media verdad sirve para ayudar al amo.

En la edición en papel, el medio regional suele componer sus noticias de cuatro elementos: una frase que precede al titular de la información, en mayúsculas, pero letra no muy grande, un titular, con letras gordas, y una o dos entradillas, con letras claramente grandes. Luego viene la noticia con la letra pequeña. O lo que es lo mismo: lo que interesa es que se vea el titular, que se vean las letras gordas y la foto. Vaya, sin querer me ha salido un resumen de lo que es, en estos días, un periódico.

Porque el texto de la noticia, como que no, como que no sirve para nada. Y sobre todo, que no puede servir para desmentir las letras gordas.

Junto a una foto de la plana mayor del Partido Gurtelar, se ve un titular y, sobre todo, una entradilla que es una media verdad. Y cuando un periodista está escribiendo una media verdad sobre que está cometiendo un ejercicio de prevaricación, de violación a sabiendas de la libertad de prensa, que, básicamente consiste en contar la verdad.

Dice la entradilla: Monago promete que si gana los parados no pagarán tasas públicas y que acabará con todos los coches oficiales”. Eso, la demagogia al servicio de la demagogia. Porque la entradilla, qué cosas, sencillamente es una media verdad que el propio texto desmiente: “... además de eliminar los vehículos oficiales en la Administración regional, que serán sustituidos por un parque móvil”.

Vaya con el matiz. Pero el director del periódico, el que afirma categóricamente el pasado domingo que los jóvenes no saben que los periódicos se publican todos los días, se dedica al fácil ejercicio, seguramente bien agradecido por quien tiene que hacerlo, de mentir. Porque es lo que hace con la entradilla.

Ayer se celebraba la libertad de prensa. Hoy, qué cosas, hoy, como todos los días, nos encontramos con que los periódicos, los medios de comunicación la pervierten, la contaminan. ¿Quién les va a creer? Ya no existen medios de comunicación independientes, ya la libertad de prensa es una reliquia del pasado. Hoy, qué cosas, hoy, los medios de comunicación son negocios o partes de un negocio mayor, y los periodistas, salvo algún que otro romántico, están al servicio de quien les paga.

Mejor sería reconocer de dónde vienen sus salarios (y no vienen de las empresas editoriales, que son meras intermediarias), vienen de los intereses bastardos a los que se han plegado, algunos, la mayoría, los currantes, por la necesidad, y los menos, los directores, los jefes, porque les gusta. Para quienes hacen del periodismo profesión y no tienen más remedio que aceptar lo que les manda, un respeto. Para los que se sirven de los trabajadores para engordar sus egos, para ellos, el desprecio.

Hoy, qué cosas, hoy, un día después de la celebración de la Libertad de Prensa, vuelve a constatarse que quien paga, manda.

Por cierto, no digo el medio de comunicación regional de Extremadura porque no me apetece. Y porque no quiero que el Open Office se me vuelva a estropear por escribirlo.

Vale.

P.S. Hética periodística. Está bien escrito, es así como se escribe.

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