lunes, 6 de septiembre de 2010

Periódicos para viejos

En una región como la nuestra, muy extensa y poco poblada, envejecida por una emigración económica auspiciada por la dictadura franquista, los periódicos deberían ser, además de fuente de información, elementos de conexión entre territorios y personas.

Sin embargo, los dos únicos diarios escritos que se publican están abocados a una deriva gacetillera que tiene su origen y su destino en quienes leen esos medios y en quienes los compran. Son periódicos escritos para personas mayores, para que los lean los usuarios de los hogares de pensionistas. Gacetillas sin gracia. Y, por desgracia, gacetillas cada vez más reaccionarias.

Así, aunque en uno de los periódicos, el HOY, la gacetilla semanal que condensa la filosofía comercial del periódico se orienta hacia eventos mundanos, siempre rezuma un regusto por lo antiguo, ya sea en la forma de presentarlo, ya sea en un ensalzamiento del pasado: la crónica sobre el Ramo de El Casar se centra en ensalzar la cultura que llevó a ese pueblo el maestro Ángel Rodríguez, mientras que “lo actual” es pura fiesta sin más. ¿No es similar la cultura que trajo a Casar de Cáceres el maestro Ángel Rodríguez el centro Creofonte, pionero en software libre?

Más llamativa es la deriva de enaltecimiento de la dictadura franquista que sigue el otro diario escrito, El Periódico Extremadura. Antes de las vacaciones, publicó un artículo enaltecedor de Llopis Iborra, un obispo integrista a más no poder, y cuya labor al frente de una constructora benéfica está por estudiar (los vecinos de El Carneril lo bautizaron con el nombre de Llopis Seforra). Baste como anécdota su parque automovilístico: disponía de dos coches, un Seat 1300 bastante gastado, que utilizaba para sus viajes cortos dentro de la diócesis, y de un moderno y ostentóreo, que diría Gil, Dodge Dart, que utilizaba para ir a Madrid a las reuniones de la conferencia episcopal, de la que fue tesorero.

En esa deriva, la última crónica en honor del alcalde franquista Alfonso Díaz de Bustamante sin un ápice de crítica, cuando recientemente en el “contrainforme” ICOMOS, suscrito por los profesores Campesino y Pizarro se critica duramente la labor del arquitecto González Valcárcel, traído a la ciudad por Díaz de Bustamente. O ninguna crítica ni referencia al tremendo abucheo que al final de su mandato, con motivo de una visita de Juan Carlos y Sofía, recibió en su discurso desde el balcón del Ayuntamiento, y cómo se escuchaba, en segundo plano, en la crónica de Radio Nacional, al gobernador civil, Valentín Gutiérrez Duran, animarle para que siguiera, porque era incapaz de sobreponerse al griterío en su contra.

¿No fue Díaz de Bustamante el que convirtió la Plaza, entonces del General Mola, en un tremendo aparcamiento?

Claro, la crónica de El Periódico, como muchas “informaciones locales” que se publican en los dos medios escritos, está escrita para viejos, para recordar la gran lista de caciques que se citan continuamente en ellos.

Vale.

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