martes, 14 de septiembre de 2010

Insecticida

Una sala de HABANA Espacio Libre acoge una instalación de Ismael Alabado en la que unos 1.000 grillos aparecen clavados hasta morir. Es una de las salas de la casa que los artistas de HABANA utilizan para sus actividades o para que se incorporen otros artistas. En este caso, los grillos son una sala más en un conjunto muy interesante, con pinturas, instalaciones, volúmenes, experimentos fotográficos. Quizás, precisamente, la sala más floja sea la de los grillos.

La polémica surgida sobre si se produce maltrato animal o no tiene algunas vertientes que conviene tener en cuenta. En lo que se refiere al posible maltrato animal, sin duda se produce. Como en los toros. O como cuando, de pequeños, algunos conseguíamos sacar tarántulas de sus agujeros y hacer que pelearan hasta que muriera una de ellas… o las dos.

La noticia publicada en el Diario HOY (http://www.hoy.es/20100913/local/caceres/grillos-agonizan-arte-201009132202.html) tiene un trasunto curioso: “Una mujer, horrorizada, los roció con insecticida para que dejaran de sufrir.” ¿Pretendía reducir el tiempo de agonía de los grillos? ¿Habrá que recordar cómo utilizaban los nazis los experimentos con insecticidas? La señora, armada de buena fe y un matamoscas solamente consiguió alargar la agonía de los grillos y añadir veneno entre sus élitros.

Cuando en los medios digitales y en las redes sociales avanzan estas polémicas, se dejan entrever las contradicciones, cada uno con las suyas, unas veces sobrellevándolas con dignidad, otras, muchas, arrastrados por ellas.

¿Cuántos de los comentaristas digitales, cuántos comentaristas de barra de bar, no están indignados con el artista provocador? ¿Pero cuántos de esos comentaristas no despotricaban contra el Parlament de Catalunya, y contra Catalunya, cuando se debatió y aprobó la prohibición de los toros?

El autor de la instalación seguramente se ha equivocado. Los responsables de HABANA Espacio Abierto, también es probable que lo hayan hecho. Pero siguen defendiendo la libertad de expresión por encima de todo. Incluso si se equivocan.

Vale.

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