La inaugurada rehabilitación de la Casa Grande, sede del Centro de las Artes Visuales Helga de Alvear (CAVHA CÁCERES), acoge una muestra de 115 obras de la galerista, un porcentaje mínimo de las 2.500 que componen su colección. Ningún cacereño debería perderse un paseo por las salas para soprenderse, para emocionarse, para sentirse dentro de un mundo, el arte contemporáneo que desde ahora tiene un epicentro internacional en nuestra ciudad. También, la Fundación debería promover el conocimiento del Centro haciendo algo muy necesario por lo que de nuevo tiene todo lo que se puede ver: un poco de pedagogía con muchos colectivos sociales.
Pero esta inauguración, y precisamente por el mundo nuevo y sorpresivo que trae a una ciudad tranquila, parsimoniosa, y por el valor inmaterial y material que la colección de Helga de Alvear tiene, no debe ser más que un punto y seguido.
Un punto y seguido que tiene que ver con la agilización, a pesar de la grave situación económica que venimos atravesando, del proyecto del edificio anexo, de los arquitectos Tuñón y Mansilla, porque la importancia cultural, turística y económica que supondrá para Cáceres el Centro cuando esté completo merece mucho la pena.
Cuando se haga la primera criba de las ciudades aspirantes, criba que pasará Cáceres con solvencia, deberá acometerse la segunda, y paralelo a ella deberá discurrir el procedimiento de puesta en marcha de las obras del nuevo edificio, que albergará en su conjunto la totalidad de la colección.
Por cierto, el valor de la colección, cifrado en 140 millones de euros, bien merece la pena que quien recibe un regalo de ese tipo disponga del mejor continente para albergarla.
Vale
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