//Columna publicada en el Semanario Avuelapluma (avuelapluma.es) el 10 de mayo de 2010//
Tras la entrada en vigor del PGM aún no se conoce que haya sido presentado ningún proyecto para su desarrollo. Solamente la pretensión de propietarios en el entorno del Ferial que, sin haber movido un solo papel ya están torpedeando el futuro Centro de Ocio. Todo sea por el negocio.
El nuevo PGM, junto con la Ley del Suelo de 2007 suponen un freno importante a la avaricia de los tratantes de suelo (en el peor sentido del término tratante), que hasta ahora habían campado a sus anchas, recogiendo de los arroyos estancados del urbanismo ramos florecientes de dinero de variados colores.
Ahora, con un PGM que será bueno o malo o mediopensionista, pero que es una norma a cumplir, y con una ley del suelo que establece cómo han de realizarse las valoraciones (lo que es rústico, como tal, sin expectativas), los tratantes de suelo, los intermediarios que viven de la triquiñuela, de la información conseguida o de la generada interesadamente, ven mermado su negocio. Esa merma repercutirá de modo positivo en el precio del suelo y ayudará a equilibrar mejor el precio final de la vivienda.
Los tratantes de suelo, que son especialistas en llenarle los ojos de billetes a los propietarios ignaros de las normas, y de adornar planos con colorines para venderlos como proyectos de futuro, ya no tendrán las mismas facilidades para sus avaricias.
El PGM deberán desarrollarlo las empresas serias, solventes, las que arriesgan y las que deben ser socialmente recompensadas por los riesgos asumidos, no los especuladores que manejan como nadie las opciones de compra y que, como las ratas, son los primeros en abandonar el barco cuando huelen la tormenta. Y serán las empresas serias y solventes las que harán bueno o malo el PGM.
Vale.
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