El pasado martes se presentó en Cáceres el libro colectivo sobre Open Government, coordinado por César Calderón y con la participación en el mismo de César Ramos, diputado autonómico. Una presentación en la que la participación del Presidente de la Junta marcó gran parte de las intervenciones.
Una de las características del Open Government es la transparencia, resultado de la necesidad de los ciudadanos para poder intervenir en la vida pública. El gobierno abierto no es unidireccional (transmisión de información desde el poder hacia los ciudadanos), sino que debe ser un instrumento en la doble dirección. Para ello existen ya, desde hace tiempo, herramientas que se engloban en lo que se llama Web 2.0.
Explicó Fernández Vara, hablando de su blog (elcuadernodeguillermo.blogspot.com), que llegó a él por la obligación de establecer cauces de relación con los ciudadanos cuando fue elegido candidato por el PSOE, pero se quedó por la necesidad que tiene de conocer los asuntos de primera mano, que le llegan cuando los internautas le dejan comentarios sobre asuntos concretos de gobierno.
La necesidad de un gobierno abierto desarrolla, en nuestro país, el concepto que se instaló en las administraciones en los años 90, cuando se pasó, realmente, del concepto de súbdito al de cliente, para mejorar las relaciones entre administración y administrados, y ahora la imparable llegada del open government no es sino un puñetazo en la mesa de los ciudadanos para participar, activa y decisivamente, en la gestión de lo público, que en tiempos de crisis se está viendo que es más necesario, frente a los pasados años de neoliberalismo salvaje. Cuando la economía va bien, sobra el Estado. Cuando hace crack todos miran al Estado. Eso no es justo.
Vale.
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