“Tampoco hace falta que recuerde como luchó la ciudad de Cáceres por la continuidad del centro en la base de Santa Ana en el año 2004. Ese sentimiento y ese apoyo que vi en los cacereños no lo voy a olvidar jamás, pues podía desaparecer algo que forma parte de la historia moderna de Cáceres. Ese agradecimiento lo resaltó el coronel Domínguez Valor el día de la Inmaculada Concepción, patrona del centro de instrucción, en ese triste año.” (Juan Carlos Fdez. El Periódico Extremadura. 21/11/2009).
El párrafo que precede, incluido en un artículo sobre el nombramiento del CIMOV nº 1 como hermano mayor de la cofradía de la virgen de la montaña, puede deberse a un error involuntario del autor quizás para adaptar el tamaño del texto al espacio otorgado por el medio de comunicación. Pero es claramente erróneo.
El triste año, para el Centro de Instrucción y Movilización nº 1 es el de 2001, cuando el entonces Jefe del Estado Mayor del Ejército, Pardo de Santayana, visitó el 8 de marzo el Acuartelamiento de Santa Ana y, en declaraciones a los medios dejaba entrever el principio del fin. Al día siguiente, en la Base General Menacho apuntalaba lo que era una decisión: la desaparición del CIMOV nº 1 y la finalización de la presencia militar en la ciudad de Cáceres, al no existir alternativa ninguna.
Desde ese marzo de 2001 hasta el 31 de mayo de 2004, con gobierno del Partido Popular hasta abril de 2004, la decisión de disolver el CIMOV nº 1 estaba tomada, y no existía alternativa alguna, por mucho que el entonces alcalde de la ciudad tratara de confundir, cuando no engañar directamente, a la opinión pública.
El 31 de mayo de 2004, por la tarde, el ministro de Defensa, José Bono, acompañado por el Presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, por el entonces Jefe del Estado Mayor del Ejército, Alejandre Sintes, y por el General García González, que le sustituiría al poco tiempo al frente del Ejército, informaron primero a los mandos del CIMOV nº 1y al alcalde de la ciudad, José María Saponi, y luego a una representación del personal destinado en el CIMOV nº 1, de la decisión de que se ubicaría en el Acuartelamiento de Santa Ana una Unidad de Ingenieros y una Unidad de Servicios.
El autor del artículo del que se cita un párrafo al comienzo de este seguro estuvo presente tanto en la reunión previa como en la abierta al personal y a los medios de comunicación.
Fue, precisamente, en esa fecha, 31 de mayo de 2004, cuando se estableció una decisión política de dar continuidad a la presencia militar en la ciudad de Cáceres, continuidad reafirmada en el Protocolo firmado el 2 de diciembre de 2008 entre la ministra de Defensa, el Presidente de la Junta y la Alcaldesa de Cáceres. Solamente las circunstancias han impedido hasta la fecha llevar a cabo sus previsiones.
Pero, en modo alguno, el 2004 fue un año triste para la presencia militar en la ciudad de Cáceres, que es un gran activo económico y social al que no puede ni debe renunciarse. Tristes, muy tristes, duros fue los años del trienio anterior, y solamente gracias a los esfuerzos de algunas personas, y, especialmente, de la Plataforma que se constituyó para defender esa continuidad en la presencia militar en Cáceres, se consiguieron primero el compromiso de 2004 y el Protocolo de 2008.
Materializar ese compromiso y el Protocolo está cada vez más cerca, aunque no hay que caer en la ansiedad por ello, por cuanto los planes de la administración militar tienen sus tiempos, que, desafortunadamente, no son los que desearíamos.
Pero no hay que olvidar hechos: en marzo de 2004, con un gobierno del PP, el CIMOV nº 1 estaba condenado al cierre. Desde mayo de 2004, el CIMOV nº 1 ha tenido continuidad apoyado en el compromiso entre José Bono y Rodríguez Ibarra y en el acuerdo, posterior, entre Carme Chacón, Guillermo Fernández Vara y Carmen Heras. Estos son hechos, hechos. La tristeza del año 2004 a que se refiere el autor del artículo quizás tenga otro origen.
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