Ha comenzado la cuenta atrás para que Extremadura cuente con un nuevo Estatuto de Autonomía, un nuevo Estatuto que supere las carencias del actual y que anticipe las nuevas pespectivas que nacen de la imparable progresión tecnológica y de un mundo cada vez más global.
A diferencia de otros Estatutos aprobados en la anterior legislatura, el de Extremadura va a contar y debe contar con dos valores añadidos: la experiencia de otras comunidades para no cometer errores y que se va a estudiar y aprobar en una situación económica inestable.
De la primera, aprender de los errores, lo que en la sociedad del conocimiento se llaman lecciones aprendidas, debe ser un instrumento de trabajo, una referencia constante que nos permita incorporar a nuestra norma básca lo que de bueno han hecho los demás si es compatible con nuestros intereses y desechar aquello que no sea adecuado para nuestro futuro.
De la segunda, la situación económica, está claro que la coyuntura actual de crisis en algunos sectores (financiero, inmboliario) nos debe permitir tener en cuenta en el futuro Estatuto que hay que estar preparados para los tiempos de bonanza económica, en los que el mercado funciona "solo", y para los tiempos de crisis, en los que el mercado necesita de "papá Estado"
La mayoría social extremeña, reflejada en los procesos electorales, es socialdemócrata, o, cuando menos, entiende mejor las políticas socialdemócratas que las liberales. Y en este contexto estará bien vista la existencia de un sistema político extremeño fuerte, capaz de reclamar del mercado, en los tiempos de bonanza económica, un mejor reparto de los beneficios, y de ayudar al mercado cuando la economía no vaya bien.
Es curioso, muy curioso, que los empresarios atribuyen al Estado (entenido en todas sus competencias: estatal, autonómico, local) demasiad intervencionismo cuando la economía funciona "sola", pero esos mismos empresarios son los primeros en reclamar la intervención estatal cuando su sector concreto no está boyante.
Por ello, una de las primeras acciones económicas que ha de incluir el nuevo Estatuto es la de garantizar en todo lo posible el mejor mecanismo de obtención de recursos. Entre ellos, debe incluir la determinación expresa de que la energía que se produce en Extremadura ha de revertir en sus beneficios económicos en esta tierra. Seguramente, si esta propuesta se incorporara al Estatuto, los "nacionalistas" que tienen en sus territorios las centrales de empresas del sector enegético se llamarán a rebato y se retratarán. Porque no nos hemos de referir solo a la energía nuclear de la central de Almaraz, sino, también a la producción de energía eléctica hidráulica o a las energías alternativas. Con los beneficios económicos que producen estas explotaciones energéticas, Extremadura podrá contar con una capacidad económica adicional a los sistemas de reparto de la economía nacional de primer orden.
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