domingo, 16 de marzo de 2008

Elecciones 9-M

Analizan los dirigentes del PP y los medios afines, los resultados electorales del 9-M en el sentido de que el PSOE ha obtenido sus votos en caladeros de la izquierda radical, aprovechando los malos resultados de Esquerra Republicana e Izquierda Unida. También consideran que los socialistas han obtenido buenos resultados a costa de los nacionalismos, singularmente en el País Vasco, donde el PSOE ha ganado con claridad y el PNV ha perdido 120.000 votos.
Este análisis no está dirigido a conseguir una explicación sobre por qué el Partido Popular no ha ganado las elecciones, sino a señalar la radicalización socialista.
Sin embargo, el aumento de votos socialista, aún a costa de partidos situados a la izquierda, no está tanto en radicalizaciones nacionalistas o de derivas en la línea de romper España, sino claramente en las políticas sociales, que han supuesto la puesta en marcha de acciones claramente de izquierdas: Ley de Igualdad, Ley de Dependencia, matrimonios entre personas del mismo sexo, incrementos del salario mínimo y de las pensiones...
No analizan, porque no les interesa, ni los dirigentes del PP ni sus medios afines, que a la derecha de ellos no existe ningún partido al que arañar votos, que ellos son la extrema derecha o que, si se quiere, recogen el voto de la extrema derecha. Para ello, para recoger este voto, el PP ha contado con la ayuda inestimable de los obispos, de sus medios, y de la puesta en escena de políticos claramente de extrema derecha: Acebes, Cañete, Zaplana, Aznar, Ana Botella...
Por ello, cuando se analizan los resultados electorales y solamente se ve que el contrario ha aumentado en votos y en escaños sobre la base de políticas sociales, o, directamente, sobre la base de la acción política, deberían los dirigentes del PP guardarse mucho de calificar de radicalización a los socialistas, cuando ellos llevan toda la vida democrática de nuestro país ampliando su granero de votos sobre la extrema derecha o sobre políticas insolidarias, egoístas, como las desarrolladas en Madrid por Esperanza Aguirre o en Valencia y Murcia con la promesa del trasvase del Ebro, que nunca se hará.
Si el PP se atreve a calificar de radicalización el voto socialista, es lamentable que asiente su voto en la insolidaridad social que sustenta la política del PP en Madrid. Solamente un detalle: los mismos éxitos que está teniendo Espe fueron los que sustentaron los éxitos de la Tachtcher, y la dama de hierro dejó a la Gran Bretaña como un erial. La dama del golf lleva el mismo camino, con la particularidad de que en España, afortunadamente, hay muchos territorios que están sabiendo salvaguardar la solidaridad.

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