Calle Parras. Cáceres
La calle Parras, que, por
cierto, en la página web del Catastro del Ministerio de Hacienda
aparece como Calle Parra, sin la s, tiene una longitud de 230 m, y
comunica, en el sentido del tráfico rodado, la calle San Antón con
la Plaza del Obispo Galarza. Y en esos 230 metros de longitud son
varios los inmuebles cerrados, cerrados por falta de uso, y que en su
conjunto, ofrecen una lamentable vista de la ciudad.
Es a través de la calle
Parras como los usuarios del parking de Galarza (sobre el que se ha
dibujado un espantapájaros) llegan con sus vehículos. Cacereños de
toda la vida, pero sobre todo, visitantes, turistas que han de
circular por una calle que presenta muchos locales comerciales
vacíos, y edificios enteros que, al final, son una imagen que los
ojos retienen.
Además, en la calle de
Parras hay algún establecimiento hotelero a cuyos propietarios sin
duda les gustaría que las fachadas no fueran tan lamentables vista
para las habitaciones en las que pernoctan turistas.
Siguiendo la numeración
de policía, es decir, partiendo de la Plaza de Galarza en su
confluencia con Alzapiernas, nos encontramos enseguida, con el número
7, cerrado, que da frente a la escalinata de la calle Castillo una
callejuela sinuosa, con su arco, al final, prácticamente desconocida
para la mayoría de los cacereños.
Calle Parras, 7. Cáceres
Avanzamos hacia adelante,
y en la acera de la derecha, haciendo esquina con la calle de
Busquet, el número 20 de Parras ofrece ya una imagen por un lado
lamentable en cuanto a estado de conservación, pero que es, por otra
parte, reflejo de cómo fueron aquellas primeras edificaciones que
conformaron la vía y que a comienzos del siglo XX fueron sustituidas
en su mayoría por caserones de más altura y volumen. Esta vivienda
tiene unas características que suponen, en realidad, casi el único
exponente de la primigenia conformación de la vía.
Calle Parras, 20, esquina a Busquet. Cáceres
En estos caserones de
comienzos del siglo XX son los que se concentran las tres fachadas en
peor estado, en un abandono que, como suele suceder, se incrementa
exponencialmente con el paso del tiempo.
El número 26, es la más
pequeña de las 3 que, prácticamente contiguas, ofrecen ese
lamentable aspecto. Con una superficie de suelo, según catastro, de
122 m2, está construida en su totalidad, con una superficie
construida de 366 m2.
Calle Parras, 26. Cáceres
El número 28, con 158 m2
de suelo, tiene una superficie construida de 421 m2 y una fachada
posterior a la Plazuela de Don Alvaro, tanto o más desconocida para
muchos cacereños como la calle Castillo. La fachada a esta plazuela
se encuentra tapiada, con alguna ventana con rejas, abierta, de la
que salen y entran felinos de potente tamaño, sin duda, bien
alimentados.
Calle Parras, 28. Cáceres. Fachada posterior a Plaza de Don Álvaro
Finalmente, el número
34, con una superficie de suelo de 582 m2, y una superficie
construida de 573, parece ser la de mayor antigüedad, ya que está
datada en 1892 y es probable que en sus zonas posteriores, desde la
calle Sánchez, por ejemplo, se haya producido alguna segregación de
suelo, aunque no lo parece a la vista de la planimetría. Este
edificio, además, tiene alguna historia reciente que la ciudadanía
conoce.
En dicho edificio, a
comienzos de los años 70 existía un bar, llamado La Casa Gallega,
en realidad el primer bar de “cocina de importación”, que
completaba la rica gastronomía de tascas de la época: las tapas de
Galvao, las bolas de patata de Jaype, las morcillas del Manso, las
gambas del Norte... los callos, callos Bar Mónaco (en Aldea Moret) o
los bocadillos de mejillones de una sala de juegos (billar, futbolín,
ping pong) de la OJE en el lugar que ahora ocupa el Hotel Ágora.
Calle Parras, 34. Cáceres.
Aquella aventura
culinaria de pulpo a la gallega (o así) duró poco y dio paso a uno
de los locales con más “solera” de la ciudad: el Pingüino, que
ha sido múltiples veces noticia y cuyo logotipo aún figura colgado
en la fachada.
Se trata de una fachada
muy especial, única, diferente en la concepción de la puerta y
ventanas de planta baja, en arco, y con balcones acristalados en
planta primera. Su estado de conservación es lamentable y la solera
a la que antes me refería no es un añadido de valor, sino en el
sentido figurado de mugre.
Este conjunto de
edificios, unidos a varios locales comerciales cerrados, en mal
estado, conforman en el conjunto de una calle de tan solo 230 metros
una penosa visión.
Haciendo el recorrido que el usuario del parking de Galarza realiza, tras finalizar la calle que hemos comenzado en San Antón, llegamos a la plaza donde se encuentra el Parking, y nos encontramos con el espantapájaros recientemente colocado. Como puede verse en esta imagen.
Ascensor del Parking (no funciona todavía)
Una ciudad que, gobernada con mayoría absoluta por un partido, el Partido Popular, más preocupado de garbanzadas, migas, procesiones varias (no para mostrar una fe que muchos cofrades sí profesan, sino para salir en las fotos), y en asuntos propios de la BBC (bodas, bautizos y comuniones) que de gobernar realmente una ciudad, sin preocuparse de cómo esta ciudad, Cáceres, camina hacia el cierre por inanición. Una ciudad cuya alcasenadora, Elena Nevado, dice una cosa en Cáceres y hace otra en Madrid.
Vale.
No hay comentarios:
Publicar un comentario