Pocas veces una reunión
del Consejo de Ministros (en realidad, Consejo de Tramposos) había
generado tanta expectación como la prevista para mañana, jueves, 27
de septiembre. Expectación e interés por ver cómo medios de
comunicación tenidos por serios hacen cábalas sobre el alcance de
los recortes que van a suponer las cuentas públicas, cuando eso ya
se sabe y está escrito desde el 3 de agosto pasado, cuando en una
infame rueda de prensa, el que dicen que es Presidente del Gobierno
de España informó de todo... menos de un papelito que había
enviado (obligado y con ultimátum) a la Unión Europea donde
detallaba los recortes a imponer.
Expectación por saber,
eso sí, cómo se concretarán unos recortes de casi 40.000 millones
de euros y que tienen todos los visos de que van a tocar todos los
capítulos presupuestarios excepto las pensiones... de momento. Una
vez que mañana el Consejo de Tramposos apruebe el texto y la hoja de
cálculo que contiene los números (creo que dada la capacidad
tecnológica de Fagin Montoro, utilizan Ability 1.0 para D.O.S.),
saldremos de algunas dudas y las pensiones, aparentemente intocables,
aparecerán desnudas y expuestas al siguiente recorte, donde ya el
tajo será de órdago.
Para Cáceres, una
capital de provincia que no consigue llegar a los 100.000 habitantes
ni por asomo, donde los comerciantes colocan esquelas que dicen
“Cáceres Se Muere”, dos apartados concretos, específicos,
exactos, serán determinantes para saber si el Partido Popular (a
nivel nacional) termina asestando el golpe definitivo a la ciudad
(con la colaboración necesaria de los militantes del partido en la
ciudad y en Extremadura). Serán el artículo (¿10, 11, 12?), el que
establezca la congelación de la oferta de empleo público (ya
comunicada a la superioridad, esto es, a doña Angela), y la
disposición adicional (¿20, 21, 22...?) que establezca el número
máximo de efectivos de tropa y marinería que tendrá que haber a 31
de diciembre de 2013.
En los Recortes Generales
del Estado para 2012, la disposición adicional vigésimo segunda
establece que ese número máximo a 31 de diciembre de 2012 será de
81.000. Cualquier contenido que mantenga ese tope máximo, o, peor
aún, que lo disminuya, será la puntilla definitiva para la
continuidad del Centro de Formación de Tropa nº 1, CEFOT 1, de
Cáceres.
Y una vez que estén esos
datos, la congelación de la oferta de empleo y el número máximo de
efectivos de tropa y marinería, ya no habrá vuelta atrás. Ya podrá
ir encargándose la esquela de cierre definitivo del CEFOT 1 y la
apertura de todo tipo de especulaciones para saber qué pasará con
los terrenos.
En la esquela que
comunique la mala nueva (esperada por los pesimistas, que, como todo
el mundo ignora, son optimistas bien informados), los dolientes que
primero querrán poner sus nombres son los mismos que han causado su
defunción. Correrán a la funeraria BOPP a explicar cuánto querían
que hubiera soldaditos en la ciudad, cuánto le gustaban los saraos a
los que asistían militares de uniforme... Veremos un desfile de
responsables embutidos en el traje de víctimas: José Antonio
Monago, Elena Nevado, Fernando Manzano, Alberto Casero...
Será curioso ver en los
papeles aquello de “yo ya lo sabía”, “se veía venir”,
“hemos hecho todo lo posible”... Y ninguno de los que digan esas
frases hechas sabían ni saben de qué va el asunto del Cefot, ni lo
han visto venir ni han hecho nada por evitar el cierre.
El Proyecto de Ley de
Presupuestos (digo, Recortes) Generales del Estado para 2013 será el
certificado médico de desahucio. A partir de mañana,
desgraciadamente, solamente quedará poner en marcha el reloj de la
cuenta atrás.
Y habrá que recordar su
culpa por desidia, incapacidad y cobardía, todos y cada uno de los
días que esa cuenta atrás dure:
- al impotente presidente del gobierno de los mejores (eso dice él), José Antonio Monago,
- al presidente de la Asamblea de Extremadura, convertida en PP, Parlamento de Primos,
- a la alcasenadora Elena Nevado, que sabía, desde el 5 de marzo de 2012, la verdad y la ocultó en papel oficial, a
- l alcasenador Alberto Casero, al que habrá que sacarle, aún más los colores de la vergüenza, hasta convertirlo en un Tomatito cherry
- Y así sucesivamente...
Vale.
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