sábado, 1 de septiembre de 2012

Cáceres, cerrado por falta de uso (IV)


Fachada a Plaza de La Concepción

En el repaso que este blog, modestamente, quiere hacer de la ciudad y de sus inmuebles sin uso, ya hemos visto algún edificio privado. Hoy traemos otro. Porque la falta de uso no es atribuible a las administraciones públicas solamente, no es atribuible, en una generalización obsecena, a “los políticos”. Todos los ciudadanos somos responsables, en una u otra medida, de este camino hacia el fin que Cáceres ha tomado de modo casi irreversible. Vamos pasando, casi sin solución de continuidad, de ciudad feliz a ciudad fantasma.
Secularmente, los cacereños hemos sido poco emprendedores y los empujones comerciales han venido por gentes de otras partes de España y alguno portugúes que asentaron sus negocios en Cáceres. De ese rastro viene un callejero con apellidos Busquet, Calaff, Mariño (Marinho) y otros. Esos negocios implantados por foráneos, o algunos cacereños muy atrevidos poco a poco van desapareciendo. En los últimos tiempos, más aceleradamente. En algún caso, por extinción del árbol genealógico, pero en la mayoría de ellos por la diversificación o dispersión familiar, tanto en lo que se refiere a la marcha a otros lugares de algunos miembros de las familias, como a la marcha a otro tipo de profesiones (liberales o funcionariales) que han ido cerrando paulatinamente negocios.
Además, en la coyuntura económica actual (o en el profundo cambio estructural de la economía y la sociedad que estamos viviendo como consecuencia de la crisis económica) está dejando rastros que, para la ciudad, suponen verdaderos problemas o pueden constituirlos. Algunos, que ya analizaremos, como el Chalet de Los Málaga, cuyo progresivo desuso es muy conocido y viene de tiempo. Otros, más recientes, pero que la situación económica prolongará irremediablemente.
Nos referimos hoy a un magnífico inmueble, situado en la Plaza de la Concepción, medianero con el Palacio de la Isla, donde se halla ubicado el Archivo Histórico Municipal. Este edificio ha sido hasta hace poco tiempo, una tienda de muebles y electrodomésticos, con fachada posterior a la calle de la Cruz y a un paso de la Plaza Mayor.
Se trata de un edificio construido sobre el año 1900, sobre unos terrenos de 670 m2 y una superficie construida de casi 1.900 m2, incluso puede que alguno más por los almacenes existentes, de más reciente construcción, en lo que fue el patio, al que se accede desde la Calle de la Cruz.

Fachada posterior, a Calle de la Cruz

La fachada, singular dentro de la estructura de la Plaza de la Concepción, y la traza interior del inmueble original, sin duda son merecededores de un inmediato, en lo posible, uso, de una utilización que permita su construcción. Al tratarse de un edificio destinado a la venta de muebles, ha tenido un continuo trasiego, así como una descuidada conservación de elementos esenciales, como artesonados o escayolas decorativas. Especial atención merecen solados de baldosa hidráulica de colores, predominando el verde, y algunos zocalos de azulejos de Talavera.
Los negocios de este tipo que van dejando paso al abandono de edificios, terminan lastrando de modo irremediable su conservación futura, y las perspectivas económicas actuales acentúan ese temor. El uso que se esperaría no sería otro que el de ser destinados a usos públicos (oficinas, museos o similares), ya que su uso comercial resulta complicado.
Una ciudad que cuenta con edificios de este tipo en pequeños espacios (en la Plaza de la Concepción hay hasta tres edificios notables en esta situación), terminan transmitiendo a la realidad la sensación de abandono, de falta de uso, y llevan a todo el conjunto urbano, a la ciudad, donde la población cada vez es más envejecida, a un concepto que puede “ganarse” en poco tiemp: ciudad fantasma.
Vale.

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