sábado, 6 de noviembre de 2010

Crisis económica, crisis de empresarios

Los años de “bonanza económica” para el sector inmobiliario, que no fueron sino la consecuencia de una política gubernamental del todo vale impuesta por el Partido Popular a su llegada al gobierno en 1996, han dado paso, con la crisis económica general por medio, a una crisis de empresarios, de empresarios en este sector que no parecen dispuestos a trabajar si no es con unas condiciones favorables para ellos como las citadas de 1996.

En el caso de la ciudad de Cáceres, desde junio de 2007, con la llegada del PSOE a la alcaldía, periódica y machaconamente, se exigía desde la derecha local y desde “el sector empresarial” la entrada en vigor del nuevo plan de urbanismo. Parecía que esos empresarios tenían la necesidad y la urgencia de contar con la norma reguladora básica, el PGM, para poner en marcha sus proyectos.

Sin embargo, la realidad es otra. Esos empresarios que parecían dispuestos a poner en marcha las nuevas previsiones urbanísticas, han desaparecido. No vale que digan que hay falta de crédito. No son precisas ingentes inversiones para contratar a los equipos técnicos que redacten los documentos urbanísticos para su tramitación. No son precisas ingentes cantidades de dinero para poner en marcha las Agrupaciones de Interés Urbanístico. Sí harán falta los créditos necesarios para ejecutar los proyectos de urbanización. También para las necesarias operaciones de compra de terrenos a aquellos propietarios que no son profesionales del sector.

Hasta ahora, los movimientos reales para el desarrollo del nuevo Plan General son nulos, y lo son por la falta de compromiso de los empresarios con el empleo y con la ciudad. Que los empresarios no tienen compromiso con el empleo es algo que cada día demuestra, ha venido demostrando el gran patrono Díaz Ferrán, y los pequeños empresarios del sector en Cáceres siguen su mal ejemplo. Las excepciones, que las hay, son tan honrosas como poco recomendables entre los suyos.

Pero también, y esto es muy doloroso, existe una falta de compromiso con la ciudad en la que han hecho grandes negocios. Ahora, miedosos de sus beneficios futuros, se esconden detrás de una crisis (en la que ellos, también, tienen parte de culpa), dan la espalda a la ciudad.

Vale.

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