El ínclito Gánsar, presidente de las FAES, presidente de honor del PP y suegrísimo de Agagh, invitó a los cursos de su fundación al ministro de Defensa de Colombia, donde ha sido liberada por el ejército de su país la excandidata a la presidencia Ingrid Bethancourt. Dejando a un lado las versiones sobre las circunstancias de la liberación de la secuestrada, llama la atención un titular, entrecomillado, con declaraciones de Juan Manuel Santos, el ministro, a El País: "A las FARC sólo les queda negociar". El cuerpo de las declaraciones es aún más esclarecedor: "Lo que esperamos es que las FARC entiendan que si no negocian ahora, lo tendrán que hacer más tarde desde una posición todavía más débil, porque vamos a continuar la presión militar".
¿Y don José María, qué dice? ¿Cómo es posible que dé cobijo en su Fundación a un sujeto que cree que hay que negociar con una organización terrorista? ¿No será que podrá negociarse con cualquier organización terrorista excepto con las que Él considere que no se debe?
La hipocresía de estos sujetos de la derecha no tiene límites. En otros medios de comunicación, por ejemplo, ABC se refiere a las vinculaciones entre FARC y ETA, vinculaciones conocidas ahora, pero no dicen si, por ejemplo, durante los años 1996 a 2004 los servicios de información del Estado español estudiaron esas posibles vinculaciones.
La hipocresía de Aznar es la muestra de su incapacidad como gobernante. En la primera legislatura, quien gobernó en España, en la práctica, fue Pujol, que le dictaba las acciones de gobierno en la intimidad, con su catalán recién aprendido. Ah, y en esa legislatura negoció con ETA, acercó presos a Euskadi por exigencias de ETA. Su segunda legislatura, la de la mayoría absoluta mostró su verdadera cara, y su mayor éxito político fue el ascenso de Esquerra Republicana. Y su mayor fracaso, tratar de utilizar la matanza del 11-M para ganar las elecciones: "Si ha sido ETA, barremos", dijo Arriola en una reunión política la misma mañana de los atentados, en una reunión política en vez de haber reunido al gabinete de crisis, que nunca llegó a existir.
El suegro de Agagh debería responder a una sencilla pregunta: ¿Avala usted que el gobierno colombiano negocie con la guerrilla?
Vale.
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