Cuando el presidente de la mesa del 37 Congreso, Guillermo Fernández Vara, después de saludar en todas las lenguas oficiales del Estado y de un discurso de bienvenida con deseos de trabajo fructífero, recuerda al compañero Isaías, asesinado en el País Vasco, los aplausos son la prueba del respeto, son la prueba de la solidaridad de los socialistas con quienes sufren de manera inmisericorde las injusticias.
Y con la presentación de la larga lista de invitados, de todo el mundo, con alguna "incrustación" que sería interesante conseguir en recuerdo gráfico, también hay invitados como los sindicatos de clase, o las JJSS, cuyo Secretario General, Sergio Gutiérrez, hace un discurso encendido por la igualdad, señalando con el dedo acusador que el recurso de inconstitucionalidad de la extrema derecha no es obra de Aznar, sino del ahora centrista Mariano Rajoy. O señalando, también, que es incomprensible que se pretenda, por la jerarquía eclesiástica que se enseñe religión y no se enseñen los valores constitucionales.
El canciller socialdemócrata austriaco, Alfred Gusenbauer, arranca amplios aplausos comparando los triunfos electorales de José Luis Zapatero (sic) como capitán con los recientes triunfos en Austria de la selección de fútbol. Sin embargo, el grueso de su discurso se centra en la inmigración y en la necesidad de la integración, para terminar citando a Jorge Semprún.
Y con la presentación de la larga lista de invitados, de todo el mundo, con alguna "incrustación" que sería interesante conseguir en recuerdo gráfico, también hay invitados como los sindicatos de clase, o las JJSS, cuyo Secretario General, Sergio Gutiérrez, hace un discurso encendido por la igualdad, señalando con el dedo acusador que el recurso de inconstitucionalidad de la extrema derecha no es obra de Aznar, sino del ahora centrista Mariano Rajoy. O señalando, también, que es incomprensible que se pretenda, por la jerarquía eclesiástica que se enseñe religión y no se enseñen los valores constitucionales.
El canciller socialdemócrata austriaco, Alfred Gusenbauer, arranca amplios aplausos comparando los triunfos electorales de José Luis Zapatero (sic) como capitán con los recientes triunfos en Austria de la selección de fútbol. Sin embargo, el grueso de su discurso se centra en la inmigración y en la necesidad de la integración, para terminar citando a Jorge Semprún.
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