Los obispos, ejerciendo de lobby espiritual de la derecha reaccionaria, han traspasado la raya de la supuesta función moral y espiritual que dicen ejercer. Se han convertido en el brazo moral armado de Ansar y del monaguillo Rajoy.
Con Rajoy ha sido posible que los obispos recuperen su mayor mérito en la historia de nuestro país: recuperan el palio, que ahora colocan sobre Maricomplejines para ver si así consiguen que sus monaguillos vuelvan al poder.
Los obispos se han convertido en terroristas morales, y como a tales habrá que tratarlos: habrá que dejar de negociar con ellos, que se financien con los ingresos que sus correligionarios dejen en los cepillos (como son tan pocos, cada vez menos, pasarán hambre), que se metan en sus iglesias y en sus seminarios, que adoctrinen allí dentro a quienes siguen sus mensajes sectarios...
La Mesa Nacional de la Conferencia Episcopal ha lanzado su zutabe electoral. Ejercen como lo que son, terroristas morales, que pretenden imponer sus dogmas sectarios a todos los ciudadanos, sin pasar por las urnas.
Y mientras tanto, el Millán Astray de la Iglesia, el Legionario de Cristo, el pederasta que abusaba de seminaristas y que nunca se sometió a las leyes a las que todos nos debemos, ha muerto: muchos legionarios de cristo estarán ahora huérfanos. Sin embargo, les queda Rouco.
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