Sostiene Maricomplejines que él no querrá en su gobierno para Justicia ni Bermejos ni Condes-Pumpidos. Evidente.
No quiere Condes-Pumpidos porque el Fiscal General está demostrando algo muy sencillo: que cree en el sistema democrático. Y no quiere Bermejos porque el bermejo es una variedad del rojo. A Rajoy le van más los colores grises para la fiscalía y azul marengo con cinturón cruzado para el ministerio.
Pero, recordad, el amigo flojo de Losantos no ha dicho qué es lo que quiere para la fiscalía y para el ministerio: quiere Cardenales y Mariscales. Cardenales secos, enjutos, con ojos como cuévanos, vamos como el Dómine Cabra del Buscón de Quevedo o, para los más jovencitos, como el señor Burns de Los Simpsons.
Y Maricales de Campo o de Gante para la Justicia, para asustar a los niños para los que pretende rebajar la edad penal, o para asustar a los inmigrantes. Bueno, para los inmigrantes, no para asustarlos sino para acojonarlos y que firmen su contrato, que siguiendo el libro de Rousseau, se llamaría "El Contrato Fascial".
¿Os imagináis a un grupo de niños de 13 años que están jugando en las escaleras del Ayuntamiento del pueblo y aparecen por allí Cardenal y Mariscal, vestidos de fiscal y jueza? La dispersión es tal que ya quisiera el fairy para la grasa.
Eso es lo que quiere Maricomplejines, Cardenales y Mariscales. O Arzobispos, que los puede usar para todo.
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