domingo, 28 de septiembre de 2008

Refinería en Extremadura: somos mayorcitos

Ahora va a resultar que los extremeños, en esto de la industria, necesitamos el consejo de los mayores. De los mayores salvapatrias y burgueses que se aprovecharon en su día de la mano de obra extremeña, se aprovecharon, sí, en el más innoble de los sentidos.
Ahora viene Rosa Diez, que va por los sitios chic de Madrid dándoselas de socialista pura, de política íntegra, y se termina convirtiendo en integrista. Ya era integrista cuando en la difícil situación de la última tregua se alineó con las tesis de la extrema derecha y se convirtió en la "autoridad referente" del panfleto de Jotapedro.
Ahora, cuando viene a Extremadura, como aquí su discurso pseudopolítico no le vale, y cosecha un gran fracaso en la recogida de firmas por no sé qué manifiesto (señora Diez, si supiera cómo conoce la gente a sus monaguillos de por aquí, no se habría atrevido a sacar las mesas a la calle), arremete, desde su experiencia de burguesa vasca, contra el proyecto de refinería en esta tierra.
Ahora, Rosa Diez, cuando el Athletic Club de Bilbao luce publicidad de la refinería de Muskiz, Petronor (presidida por Josu Jon Imaz), viene usted a decirnos a los extremeños que una refinería no solamente no es buena, sino que no es buena para el modelo de desarrollo de esta tierra.
¿Era buena la limpieza étnica subyacente en el Plan de Estabilización de la dictadura del general bajito para que los burgueses vascos, como usted, pudieran disponer de industrias limpias como refinerías, altos hornos y demás? Ese modelo era bueno y lo sigue siendo para quienes como usted representan lo peor de la burguesía: su cara política hipócrita.
Los extremeños ya somos mayores para elegir. Y en las últimas elecciones municipales y autonómicas, el Partido Popular, del que usted, señora Diez, será pronto militante para formar tándem con María San Gil en Madrid, defendió lo mismo que usted, el NO a la refinería, y cosechó un rotundo fracaso, porque los ciudadanos le dijeron a Florianito Chico que estaba equivocado.
No necesitamos que vengan de fuera a decirnos lo que podemos o no podemos hacer, y menos que vengan salvapatrias. Ya somos mayores.
Vale.

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