Ayer, en el estadio de El Sardinero, en Santander, una parte del graderío (una parte grande), insultaba a Guti con un cántico que le acompaña desde hace muchos años: Guti, maricón. Seguramente, el Racing de Santander saldrá impune porque el árbitro no reflejó en el acta los insultos. Y el comité de competición no actuará de oficio.
Ayer, en el Molinón, en Gijón, una parte del graderío (una parte grande), insultaba a Bojan llamándole subnormal. Seguramente, el Sporting de Gijón saldrá impune porque el árbitro no reflejó en el acta los insultos. Y el comité de competición no actuará de oficio.
Pero ayer, en el mismo Molinón, una parte del graderío (una parte importante) continuaba insultando a Bojan diciendo que se fuera para Serbia. Seguramente, el Sporting de Gijón saldrá impune porque el árbitro no reflejó en el acta los insultos.
Pero habría que sancionar al árbitro, porque cuando en un estadio se producen gritos racistas, contra jugadores negros casi siempre, del equipo contrario, sí se reflejan y se producen sanciones. Y habría que sancionar al árbitro porque en el mismo rango penal que el racismo está la xenofobia, es un insulto igual, un ilícito penal del mismo nivel, y eso debería saberlo el árbitro.
Los insultos xenófobos de una parte importante del graderío del Molinón quedarán impunes. Pero en el saber de la gente, quedará claro que en Gijón hay muchos xenófobos, y que el árbitro del partido Sporting - Barcelona no sabe que xenofobia y racismo son hermanos de la misma familia.
Vale.
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