Dice
hoy, en un tweet Alfredo Pérez Rubalcaba: "
Hacer un slogan es muy fácil pero lo que necesita el PSOE es un
análisis profundo y honesto ". En la primera rueda de prensa
que el Secretario General del partido ofrece después de las
elecciones gallegas y vascas, que se han saldado con unos malos
resultados y han originado un cierto (bueno/malo/regular) revuelo en
las redes sociales y en artículos de opinión reclamando, desde la
dimisión de Rubalcaba hasta una regeneración o refundación
completa de la organización.
La
frase del S.G. que abre este post no hace sino incidir en algo que,
desde la misma noche electoral, y es en el esfuerzo de la dirección
del Partido en transmitir que habrá continuidad en la “oposición
útil” que se viene realizando, como si la situación política,
económica y social pudiera ceñirse a los tiempos ordinarios.
La
posición política adoptada por la dirección socialista parece ir
orientada hacia un ganar tiempo, por un lado, y a observar el
desgaste que la crisis pueda causar en la derecha. Sin embargo, los
tiempos, los tiempos del partido, de la organización no son ni
pueden ser los mismos que las necesidades de los ciudadanos reclaman.
Ante
una crisis política, económica y social que no tiene parangón
desde la aprobación de la vigente Constitución, los tiempos de
organización y reorganización del partido, tras los resultados de
hace casi un año, de hace una semana, lo que hacen es paralizar la
respuesta, contundente, que es preciso plantear frente a la desalmada
política económica que la derecha, a las órdenes de los mercados,
viene ejecutando contra los ciudadanos.
Es
evidente, y necesario, como dice Rubalcaba, que lo que necesita el
PSOE es un análisis profundo y honesto. Claro. Y a ello han de
ponerse los miembros de la ejecutiva federal. Y si no han empezado a
hacerlo ya hace mucho tiempo, desde el 21 de noviembre de 2012, es
tiempo que se ha perdido.
Pero
el partido, el PSOE, tiene fuerza y capacidad, la de sus miles de
militantes, para dar una respuesta contundente frente a la derecha
que algunos tildan de neoliberal, y que en la práctica es
filofascista. Y para ello se necesita de la honestidad del partido,
la que empieza por reconocer los errores (unos que ya nos han
espetado muchos españoles, otros que los conocemos por nuestra
militancia, pero que aquí no es el lugar para expresar) y la de
reconocer, visualizar lo evidente, que los ciudadanos no pueden
esperar para que “alguien” esté en condiciones de liderar el
parapeto contra los golpes que, a diario, propina un gobierno sonado
y al que le suenan las costuras autoritarias a cada paso.
Son
tiempos para que el Partido, el PSOE haga el análisis profundo,
serie y eficaz para rehacerse de los varapalos electorales, pero son,
fundamentalmente, los tiempos para el Partido, al mismo tiempo que se
recompone, lidere, sin ningún género de dudas, la respuesta
ciudadana frente a la derecha sin alma que ataca impunemente los
principios del estado del bienestar, que está destrozando y
aniquilando los derechos que a lo largo de todos estos años se han
ido conquistando a su pesar.
Es
el PSOE el único partido con capacidad organizativa, ideológica y
experiencia para ponerse al frente de la lucha civil contra una
poderosa brigada de mercados y servidores emboscados en el Consejo de
Ministros y en la estructura del Partido Popular, una tropa de
mercenarios del dinero de la que Mariano Rajoy no es más que una
marioneta cuyos hilos se mueven desde la bolsa, desde los consejos de
administración de las grandes corporaciones que administran los
fondos que juegan a diario, cada hora, con la vida de los hombres y
mujeres, y que no tienen reparo en empujar a cuantos más mejor a la
miseria.
Organícese
el Partido, que para eso tiene estructuras, pero organicemos el
partido para ser capaces de ejercer de socialistas y ser quienes
estemos frente a la extrema derecha servidora del poder del dinero.
Vale.
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