El 22 de julio de 1995,
el Consejo de Gobierno de la Junta de Extremadura, a propuesta de su
Presidente, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, acordó otorgar la Medalla
de la Comunidad Autónoma a la Agrupación Táctica “Extremadura”,
conformada sobre la Brigada Mecanizadad XI, ubicada en la Base
General Menacho. El citado Decreto venía a reconocer el trabajo que
las Fuerzas Armadas Españaolas venían realizando en la consecución
de la Paz en la históricamente convulsa antigua Yugoslavia. A día
de hoy, en la información oficial que se recoge de la Brigada XI en
la página web del Ejército de Tierra, la Medalla de Extremadura es
la primera distinción que se incluye.
El Decreto 10/1990,
regulador de la Medalla de Extremadura, señala en su artículo
primero: “1.- La “Medalla de Extremadura” tiene por objeto
distinguir a las personas y entidades, cualquiera que sea el ámbito
de su actividad, dentro o fuera de Extremadura, hayan destacado por
sus méritos y por los servicios prestados a la Región. 2.- Esta
condecoración podrá ser concedida, también a autoridades españolas
o extranjeras por motivos de cortesía o reciprocidad.”
El pasado viernes, 17 de
agosto, el Consejo de Gobierno de la Junta de Extremadura, a
propuesta de su Presidente, José Antonio Monago Terraza, acordó otorgó la
máxima distinción regional a diversas personas y entidades. Cinco
en total.
Las vicisitudes por las
que viene pasando una institución como el Centro de Formación de
Tropa nº 1, Cefot 1, ubicado en el Campamento de Santa Ana, en
Cáceres, hubiera merecido mayor capacidad de reflejos por el
gobierno regional, que, una vez más, ha perdido una oportunidad de
mostrar su apoyo, explícito, público, al Centro cacereño, sobre el
que se cierne la decisión del Ministerio de Defensa de cerrarlo, por
cuanto en las previsiones gubernamentales para 2013 y 2014 se
mantiene la congelación de las ofertas de empleo público.
Los reflejos políticos
son los que demuestran la verdadera talla de los dirigentes de la res
publica. Y así, mientras en 1995, con motivo de la primera misión
en el extranjero que desarrollaba la Brigada Mecanizada XI, con el
nombre de Extremadura, el gobierno regional de entonces no tuvo dudas
en la concesión de la Medalla.
Hoy, a dos semanas vista
de la celebración de la fiesta regional, un gobierno autodenominado
de los mejores, está demostrando no serlo, ni siquiera en asuntos
sobre los que no sería necesario advertirles, y que tendría efectos
claramente positivos.
Si el Consejo de Gobierno
de la Junta de Extremadura, aun sabiendo de modo fehaciente que el
Ministerio de Defensa tiene prácticamente decidido el cierre del
Cefot 1, hubiera tenido la valentía de la que presume su presidente
(o se le aplica aquello de perro ladrador poco mordedor o se le va la
fuerza por la boca), habría concedido la Medalla de la Región al
Centro de Formación de Tropa nº 1. Y, con esa distinción, las más
alta que los extremeños podemos otorgar, comprobar si, de verdad, el
Partido Popular, responsable del gobierno regional, lucha por los
intereses de la Comunidad Autónoma o sus cargos públicos se limitan
a mantener el culo sentado en la poltrona.
Los méritos, más que
acreditados, del Centro de Formación de Tropa nº 1, no son
solamente por el alto nivel de su capacidad de formación de nuevos
soldados, sino por su trayectoria desde que se creó, en 1964, con el
nombre de Centro de Instrucción de Reclutas nº 3, y las sucesivas
denominaciones (Centro de Instrucción de Reclutas “Centro” o
Centro de Instrucción y Movilización nº 1), hasta ahora, siendo
referencia de Extremadura para los más de 400.000 ciudadanos que han
pasado por sus instalaciones, bien como reclutas durante el Servicio
Militar Obligatorio, bien desde la implantación del ejército
profesional.
Haber planteado antes
esta opción, haber iniciado antes una campaña en favor de conseguir
la Medalla de Extremadura para el Cefot nº 1, habría supuesto una
negativa del Partido Popular a participar en ella, por su
sometimiento enfermizo a las decisiones que el gobierno de la nación
viene adoptando, sean o no perjudiciales para Extremadura o
cualquiera de sus pueblos o ciudades. De ahí que la única esperanza
estaba en que José Antonio Monago, que su bio de twitter se
vanagloria de presidir esta preciosa tierra (aunque no permita a
muchos ciudadanos acceder a sus comentarios tuiteros), hubiera tenido
agallas y reflejos políticos para otorgar la Medalla de Extremadura
al Cefot nº 1, que habría sido un escudo potente para garantizar
su futuro. Pero agallas, ninguna, y reflejos, atrofiados por el ansia
de mandar, a falta de capacidad para gobernar.
Vale.
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