jueves, 11 de diciembre de 2008

Monago, el prestamista

A finales de 2006, el entonces presidente de la Junta de Extremadura, viendo que la "operación" de El Corte Ingés no salía en el Ayuntameinto de Cáceres, dijo por la mañana que le prestaba un concejal al PP paa que se aprobara. A esas horas ya se sabía que había una traidora en las filas de la oposición socialista. El alcalde de entonces, Saponi, aplaudiendo con las orejas, se sintió encantado y saltarín. Por la noche, el presidente Ibarra dijo que a él le daría vergüenza sacar adelante un asunto de gobierno con un voto prestado. Y la operación Corte Inglés tomó otros derroteros. Y debió comenzar a llamarse "asunto Alarcón".
Ahora, el asunto vuelve. Vuelve porque el gobierno municipal no tiene mayoría absoluta y porque uno de los apoyos es partidario de que el asunto Alarcón tome vuelos y salga adelante. Y el otro de los apoyos es capaz de levantarse en almas (en almas, eh, que es un chico muy muy pacifista).
La vuelta del asunto Alarcón viene cargada de novedades. Ahora no es el secretario general del PSOE y presidente de la Junta el que presta votos de concejales, ahora es el presidente del único partido de la oposición (de toda la oposición histórica de la autonomía) el que, por su condición de católico ATS (lo que antes era un católico practicante), pretende realizar el milagro de la bodas de Caná: donde antes se prestaba un voto, ahora se prestan... ¡12!
El señor Monago, que así se llama el Prestamista, quiere ser el multiplicador. El Prestamista siempre gana, siempre cobra con intereses, con altos intereses. ¿Qué intereses pretende cobrar el señor Monago en Cáceres? Ah, ya, veo que un día de estos es el congreso provincial de su partido y quiere que sus seguidores también se multipliquen. Como los panes, los peces y los votos de los concejales de la derecha.
No se conoce de ningún prestamista que trabaje gratis. Que preste gratis. Es más, los prestamistas están fuera del mercado financiero para prestar, a muy altos intereses, lo que los bancos no fian. ¿Por qué sus concejales no son de fiar y tienen que recurrir al prestamista para sacar un poquito la cabeza?
El señor Monago, en vez de ejercer la innoble profesión de prestamista, debería ejercer la noble profesión de la política y dar instrucciones políticas a sus conmilitones y decirles que, de una vez, acuerden con el equipo de gobierno lo mejor para la ciudad, y no lo mejor para un empresario. O que expliquen por qué esa obcecación.
Vale.

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