Reclama la presidenta del comité español de ICOMOS, dependiente de la UNESCO, que vela porque en los bienes históricos declarados Patrimonio de la Humanidad, que en el caso del futuro hotel Relais&Châteaux el ayuntamiento de Cáceres vele por la autenticidad, porque no se distorsione el patrimonio heredado.
A la señora Suárez Inclán, como a otros muchos, les han vendido mercancía averiada. El Proyecto en ejecución del hotel promovido por Atrio ha sido supervisado por múltiples organismos, su diseño exterior fue cambiado y, en definitiva, se dieron los permisos urbanísticos y de protección del patrimonio que correspondía otorgar.
Pero no es ahí donde a la presidenta de ICOMOS España le han vendido mercancía averiada. Es en el afán de algunos y algunas en hacer creer que el hotel se está construyendo previa destrucción inmisericorde de edificios de gran valor preexistentes.
¿Sabe la señora Suárez Inclán, que no ha redactado el informe, pero que sí lo firma y, por tanto, lo asume, que si quiere conocer a quien construyó uno de los dos inmuebles sobre los que se asienta el futuro hotel lo puede hacer? Quien construyó un edificio de nueva planta sobre un corral en el que se encerraban los carros y los caballos que tiraban de ellos. Quien construyó un edificio de nueva planta en un corral cuyo único acceso era una puerta de carros. Si quiere, puede hacerlo, preguntar por el constructor en Cáceres.
Pero también puede conocer, si quiere, por ejemplo, al aparejador que dirigió las obras, a quien todavía le faltan algunos años para jubilarse. No conocerá al arquitecto que redactó el proyecto de construcción de vivienda de nueva planta porque falleció hace algunos años, creo. El arquitecto, Lepe para sus íntimos, tenía su estudio en las tres ventanas del rincón que se forma al comienzo de la calle Ancha, desde la plaza de San Mateo. Vigilaba las obras de la casa diariamente… no en vano la proyectó para vivir él mismo.
Esa casa de tan gran valor histórico, la que está señalada en la imagen que acompaña a este post, fue construida en la primera mitad de la década de 1980, sobre un corral sin ninguna edificación.
Esa casa era una falsedad, una impostura, un elemento que violentaba la autenticidad que ICOMOS España, por firma de su presidenta, reclama que se cumpla. No sé si alguien ha informado a la señora Suárez Inclán, pero si quiere sabe cómo era esa casa, de dónde se importaron sus adornos y escudos de fachada, que pregunte en construcciones Abréu, suficientemente conocidos en Cáceres, quien le dará seguramente detalles de las penalidades de los siglos XV y XVI para construir.
Vale.
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