La concesión del servicio municipal de autobuses urbanos de Cáceres, en manos de BUSURSA (Autobuses Urbanos del Sur, S.A.) ya comenzó siendo polémica, hasta el punto de que una de las competidoras, Alsa, llevó el asunto a los tribunales… y no ganó por poco.
Las tribulaciones del capo de los empresarios (¿) españoles, que mantiene su cargo al frente de la CEOE por la inestimable ayuda de los sindicatos antes de clase, están llenando de zozobra especialmente a los trabajadores de BUSURSA, por lo que nos afecta en Cáceres. Bueno, de los trabajadores en general, no. De algunos, dado el altísimo grado de enchufismo en la plantilla, no se sabe de verdad cuántos trabajadores, realmente, pueden tener la consideración de tales. Vamos, que muchos no han tenido que hacer muchos esfuerzos por conseguir su puesto de trabajo. Sólo hacer, de manera “valiente”, la pelota, entre otros palos.
El gerente en Cáceres hace más de un mes que no sabe, literalmente, dónde está Díaz Ferrán. Llama por teléfono, le atiende una secretaria, que le dice que no sabe dónde está don Gerardo.
Para añadir más leña a la situación (que don Gerardo no aparezca hace temer a los empleados por su nómina de julio, asís es que, Lorenzo, no te vayas muy lejos), entre los trabajadores circula un rumor, no desmentido por el gerente (no puede desmentirlo porque no sabe nada de don Gerardo), referido a uno de los créditos de don Gerardo, concedido por Banesto, por un importe de 40 millones de euros. Entre las garantías aportadas como aval para la obtención del crédito estaría el contrato de concesión del servicio de transporte urbano de Cáceres. No sé si legalmente es posible utilizar un contrato de este tipo como garantía para la obtención de créditos para negocios no vinculados directamente a la concesión, y tampoco sé si el ayuntamiento tuvo conocimiento, cuando se formalizó el crédito, de la constitución de esa garantía o la ha conocido después (seguramente, a comienzos de junio, cuando hubo de hacer frente a las nóminas de mayo).
Busursa Cáceres está esperando como agua de mayo (o del mes que sea) la nueva concesión del servicio de suministro de agua, precisamente, que lleva vinculado un canon que servirá al ayuntamiento para pagar deudas, entre ellas la del transporte público urbano.
Los plazos, no obstante, para Busursa Cáceres, se agotan y el vencimiento, al parecer, en 15 de agosto, del crédito de don Gerardo con Banesto, sin que haya hecho frente al mismo, pondrá el servicio de transporte urbano de Cáceres en manos del banco. Eso es bueno, porque servirá para encontrar alguna empresa que se quiera hacer cargo de la concesión, sobre las gestiones que ya viene haciendo el propio ayuntamiento. Y es malo porque el banco querrá ejecutar cuanto antes la deuda contraída por el Ayuntamiento. Ya se verá.
Lo que sí está claro es que el ayuntamiento, si esto se produce, es decir, si el contrato de concesión de Cáceres cae en manos del banco, tiene la oportunidad de rescatarlo, pagando la deuda, pero con un detalle: realizando una auditoria como es debido, incluidas las contrataciones de personal. Porque en esas contrataciones sigue mandando, y mucho, la anterior corporación.
Vale.
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