El próximo mes de septiembre podrá quedar listo para su aprobación definitiva el nuevo Plan General Municipal de Cáceres. O al menos gran parte de él. Todas las miradas y las polémicas están centradas en asuntos como la recalificación de terrenos de las monjas carmelitas donde se implantará un Corte Inglés de mediano tamaño, o en el número total de viviendas.
Sin embargo, el plan de urbanismo es un instrumento económico de primer orden, tanto por el volumen de las inversiones necesarias para su ejecución como de sus resultados de futuro. En este ámbito, más importante que El Corte Inglés o que el número total de viviendas sea mayor o menor a las 30.000 para los próximos 15 - 20 años, se encuentran actuaciones concretas que afectan antes de su planeamiento y del comienzo de su ejecución a miles de puestos de trabajo, en torno a los 3.500 - 4.000.
Me refiero a la zona de la Charca Musia, mal llamado "polígono industrial", porque, en realidad, es un núcleo de chabolismo industrial que necesita una acción decidida por parte de la administración y que ha de contar, cuando menos, con los empresarios más potentes instalados en él. En la práctica, es un conjunto de empresas que en la mayoría de los casos no pasaría determinados tipos de inspecciones técnicas (v. gr.: anchura de calles insuficientes para la actuación de los servicios de emergencias, o coexistencia de viviendas con insdustrias peligrosas, nocivas o insalubres, o coexistencia de industrias incompatibles entre ellas...).
Es una zona muy sensible políticamente, en primer lugar, por el elevado número de puestos de trabajo que existen en las empresas y, en segundo lugar, porque su existencia, en incremento progresivo desde hace más de cuarenta años, ha sido posible por la ineficacia de la administración municipal, tanto en la ordenación urbanística como en la permisividad (o inactividad real) para el asentamiento de industrias de todo tipo.
Para que salga adelante la ordenación planteada en la Revisión del PGM habrá de contarse con los empresarios de mayor capacidad y con la suficiente capacidad para que los pequeños empresarios, los que están en naves de alquiler, o en naves o algo así construidas sobre terrnos alquilados, regulando tanto los títulos de propiedad como los datos catastrales y las licencias de actividades.
Finalmente, será necesario dar una respuesta eficaz para las aproximadamente 140 viviendas que podrían contabilizarse, unas ocupando una pequeña parcela, otras formando parte de naves industriales.
Será necesario que los concejales (y, sobre todo, los ciudadanos que tienen capacidad y opinión) se olviden un poco de las bolsitas del triángulo verde y se fijen en un entorno que necesita atención, sensibilidad y decisión.
Vale.
Sin embargo, el plan de urbanismo es un instrumento económico de primer orden, tanto por el volumen de las inversiones necesarias para su ejecución como de sus resultados de futuro. En este ámbito, más importante que El Corte Inglés o que el número total de viviendas sea mayor o menor a las 30.000 para los próximos 15 - 20 años, se encuentran actuaciones concretas que afectan antes de su planeamiento y del comienzo de su ejecución a miles de puestos de trabajo, en torno a los 3.500 - 4.000.
Me refiero a la zona de la Charca Musia, mal llamado "polígono industrial", porque, en realidad, es un núcleo de chabolismo industrial que necesita una acción decidida por parte de la administración y que ha de contar, cuando menos, con los empresarios más potentes instalados en él. En la práctica, es un conjunto de empresas que en la mayoría de los casos no pasaría determinados tipos de inspecciones técnicas (v. gr.: anchura de calles insuficientes para la actuación de los servicios de emergencias, o coexistencia de viviendas con insdustrias peligrosas, nocivas o insalubres, o coexistencia de industrias incompatibles entre ellas...).
Es una zona muy sensible políticamente, en primer lugar, por el elevado número de puestos de trabajo que existen en las empresas y, en segundo lugar, porque su existencia, en incremento progresivo desde hace más de cuarenta años, ha sido posible por la ineficacia de la administración municipal, tanto en la ordenación urbanística como en la permisividad (o inactividad real) para el asentamiento de industrias de todo tipo.
Para que salga adelante la ordenación planteada en la Revisión del PGM habrá de contarse con los empresarios de mayor capacidad y con la suficiente capacidad para que los pequeños empresarios, los que están en naves de alquiler, o en naves o algo así construidas sobre terrnos alquilados, regulando tanto los títulos de propiedad como los datos catastrales y las licencias de actividades.
Finalmente, será necesario dar una respuesta eficaz para las aproximadamente 140 viviendas que podrían contabilizarse, unas ocupando una pequeña parcela, otras formando parte de naves industriales.
Será necesario que los concejales (y, sobre todo, los ciudadanos que tienen capacidad y opinión) se olviden un poco de las bolsitas del triángulo verde y se fijen en un entorno que necesita atención, sensibilidad y decisión.
Vale.
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