viernes, 15 de marzo de 2013

Extremadura: el gobierno de los mejores tiene goteras

El episodio chusco, chapucero, de la filtración de uno de los exámenes de lo que se ha dado en llamar la “ESO del los 1.000 euros” es una muestra más de que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible.

La ESO de los 1.000 euros no es más que una operación de marketing lanzada para sacar de las listas del paro juvenil, insoportable en Extremadura, a 3.000 jóvenes con la excusa de que terminaran la Educación Secundaria Obligatoria que habían abandonado, en su mayoría, para ganar dinero relativamente fácil en el ladrillo.

Son ya muchas las operaciones de marketing en las que el gobierno de los mejores viene basando, exclusivamente, su acción política. Y es hora de llamar a las cosas por su nombre: lo que ahora, invadidos por los conceptos anglosajones, se llama marketing, siempre ha sido, es y será lo mismo: prensa y propaganda.

La publicidad y la propaganda en las que el gobierno del Partido Popular de Extremadura y su demagogo (no llega a populista) presidente José Antonio Monago asienta todas sus decisiones son una manera, la única que tiene, de huir hacia adelante cuando se carece de capacidad y cuando, consecuencia de esa falta de capacidad, los medios económicos y materiales escasean.

Además, la gotera del examen filtrado llueve a chuzos sobre un fracaso: solamente el 40% de las 3.000 plazas que se dotaron económicamente saldrán adelante… si aprueban el examen. O lo que es lo mismo, lo que fue una operación de propaganda política debidamente alabada por los medios de comunicación (altavoces de una propaganda que se traduce, para ellos, en publicidad institucional), se ha convertido en un fiasco en cuanto a “participación”, y, por tanto, en cuanto al objeto real de la acción propagandística. Como mucho, el gobierno de los mejores no podrá eliminar de las listas de parados jóvenes a 3.000, sino, solamente a 1.200.

La gotera de la filtración del examen es la culminación (a no ser que nos sorprendan con otra chapuza mayor para tapar esta) de algo que ya debería ser palmario a todos: que no puede gobernarse a base de ocurrencias revestidas de presentaciones power points.

Como decía hace unos años el general americano (como el marketing) McCrystall: “el daño que han hecho los powerpoints a las operaciones militares”, ahora ya debería comenzar a decirse: “el daño que hacen las ocurrencias de la propaganda política a los derechos de los ciudadanos”. Y en Extremadura, se ha cerrado ya el círculo. Y el círculo, como habrán aprendido los pocos alumnos de la ESO de los 1.000 euros, es Redondo.

Vale.

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