sábado, 18 de junio de 2011

De centro de toda la vida

En una entrevista que publica hoy El País, José Antonio Monago, presidente del PP de Extremadura afirma: “Yo he hecho un giro al centro.” Así, sin más. Sin anestesia. ("No soy de izquierdas, pero he hecho un giro al centro" http://t.co/5lgMKe9 vía @el_pais).
Recuerdo, todavía en el siglo pasado, aquellas diatribas aznarianas que afirmaban, con rotundidad, que el Partido Popular estaba buscando el centro. Pero nunca lo encontraron... hasta ahora, que Monago, él solito, por arte de birlibirloque circunstancial lo ha conseguido. No se sabe cómo, pro ha dado un giro al centro.
Claro, que no explica a qué centro: si al centro izquierda, al centro centro, al centro derecha. O al extremo centro. Un partido como el popular en el que un dirigente autonómico se despierta centrista como un día España se despertó republicana, y un alcalde racista comparten ideología, no puede ser de centro. Puede de ser de todo, menos de centro.
Un pequeño detalle, no obstante, hace recelar de la caída del caballo centrista del apóstol Monago: están pendientes los pactos de gobierno. Cuando escribo esta entrada, todavía se desconoce qué decidirán los 52 de IU. No se sabe si dejarán que el centrista de nuevo cuño Monago sea presidente de la Junta de Extremadura. Bien pudiera ser, porque como los milagros no existen, pero los pactos y las vendettas sí, a lo mejor IU de Extremadura, o su primus inter pares Escobar haya, al igual que Monago, dado un giro al centro.
No sería de extrañar que nos encontráramos con un gobierno de centro formado por un partido de derechas, muy de derechas, derecha rancia, con el apoyo de una coalición de izquierdas, muy de izquierdas, la única y verdadera izquierda. Pero ambos se hayan hecho de centro al cruzar el puente romano de Mérida, o quizás bajo la sombra de las columnas del templo de Diana de Mérida, o paseando entre los mosaicos del MNAR de Mérida, o mirando, sencillamente, la sede de la presidencia del gobierno autonómico en Mérida, y la presidencia de la asamblea autonómica en Mérida.
Estos centristas de nuevo cuño, estos centristas de giro imposible, que si acuerdan lo que les interesa (a unos el poder... mandar, a otros, la vendetta), se proclamarán un día sí y otro también “centristas de toda la vida”, y que si no acuerdan repartos de mandos y venganzas, volverán a ser lo que son, derechistas antiguos y reaccionarios los unos y profetas del desánimo los otros.
“Yo he hecho un giro al centro”... con tal de mandar, lo que sea. Hasta podría recitar sin chuletas los doce mandamientos del centrista de toda la vida, si existieran. Si existieran esos mandamientos y si existieran, que no existen, centristas de toda la vida.
Vale.

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