Cuando el dedazo "demócrata" de Aznar designó a Rajoy como su sucesor, las encuestas de urgencia señalaban que Rajoy era más moderado y dialogante que su padrino. Solamente la voz discrepante de Rodríguez Ibarra, a preguntas de Iñaki Gabilondo, descubría que no era así, que no sabía perder.
Ahora, en estos tiempos de crisis económica, agravada en España por la política de especulación inmobiliaria patrocinada por la derecha, se está viendo la cara real, el careto de falso moderado, cuando no de falso demócrata de Mariano Rajoy.
En la crisis del Alakrana, la esperanza de Mariano la verbalizó su pretor Trillo, que comparó el secuestro del atunero vasco con el Yak-42. O lo que es lo mismo: Mariano Rajoy, a través de su vocinglero, deseaba que los marineros del Alakrana hubieran vuelto en un traje de pino. Esa es la realidad, les guste o no que se diga. La resolución del secuestro salvando las vidas de los marineros fue un revés para el falso demócrata. A Rajoy no le gusta perder, porque no sabe perder. Como el de todos los herederos políticos del franquismo, su único horizonte es ganar para mandar, que no para gobernar. Solamente creen en la democracia si son ellos los que mandan.
La huelga de hambre de la activista saharaui Aminnetou Haidar ha propiciado de nuevo una situación similar: el deseo de Mariano Rajoy, le guste o no que se diga, era que la huelguista hubiera llevado su huelga hasta la muerte. Con ello, podría acusar al gobierno socialista de haberla provocado, de no haberla impedido, o, directamente, de haberla asesinado. Le ha salido mal, el asunto se ha resuelto (no así la situación del pueblo saharaui, que es otra cuestión). Por ello, ahora tira de tomates, como un Jorge Javier Vázquez cualquiera, para decir que el gobierno socialista ha cambiado la vida de Haidar por un puñado de tomates marroquíes. A Rajoy no le gusta perder, porque no sabe perder. Como todos los herederos políticos del franquismo, su único horizonte es ganar para mandar, que no para gobernar. Solamente creen en la democracia si son ellos los que mandan.
Ayer, el mismo grupo de Al-Qaeda en el Magreb que secuestró a tres cooperantes españoles, y que mantienen secuestrado a otro ciudadano francés, hizo lo mismo con unos turistas italianos. ¿Deseará Rajoy que los tres cooperantes catalanes sean liberados sanos y salvos? Tengo serias dudas. Cuando el secuestro, la marquesa de Villaquisiera, digo la señora Cospedal, lo atribuyó al gobierno socialista, al que señaló como culpable. Lo que los terroristas de Al-Qaeda hicieron al secuestrar a los ciudadanos españoles, está bien porque Zapatero se lo merece, parece ser que es la doctrina (nunca mejor dicho) de la iglesia de Génova. No atribuyó la marquesa la misma culpa a Sarkozy respecto del ciudadano francés, y ya está tardando en mandar un videocomunicado acusando a Berlusconi del secuestro de los italianos. ¿Ah, no se trata de eso? Se trata, solamente, de acusar de todos los males a Zapatero. Como todos los herederos políticos del franquismo, su único horizonte es ganar para mandar, que no para gobernar. Solamente creen en la democracia si son ellos los que mandan.
A Mariano Rajoy, la vida de los marineros del Alakrana le daba igual, con tal de que Zapatero hubiera sido hallado culpable en caso de que no se hubiera resuelto bien el secuestro. A Mariano Rajoy, la vida de Aminnetou Haidar la da exactamente lo mismo, bueno, con una diferencia, le ha puesto precio: un puñado de tomates. A Mariano Rajoy, la vida de los tres cooperantes catalanes le da igual si con ello puede acusar a Zapatero. Como todos los herederos políticos del franquismo, su único horizonte es ganar para mandar, que no para gobernar. Solamente creen en la democracia si son ellos los que mandan.
Vale.
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