viernes, 18 de diciembre de 2009

La necesidad de la Ley de la Memoria Histórica

Las informaciones que constatan que los restos de Federico García Lorca no están donde se había creído y documentado plantean que una ley como la de la memoria histórica es necesaria.
Todos tenemos derecho a conocer dónde reposan los restos de nuestros antepasados, de los que conocimos físicamente y de los que conocimos emocionalmente. De mi experiencia profesional, deduzco que hay muchos ciudadanos que nunca se han interesado por conocer dónde están enterrados sus familiares. O que nunca han tenido la oportunidad de conocer. Mezclando desconocimiento y desinterés (fomentado por la burocracia), se dan situaciones como la del cementerio municipal de Cáceres, donde reposan restos, en una fosa común, de republicanos fusilados y una sencilla placa los recuerda. Pero donde también reposan restos de soldados que sirvieron en el bando nacional y cuyos enterramientos nunca han sido cuidados, hasta el punto de que hace pocos años se construyó un sarcófago en el que ir depositando sus restos. Se publicó un edicto con un amplio listado y fueron dos o tres los reclamados por sus familiares. Pero lo peor es la situación de estos restos: unos, enterrados en tierra, con un bloque de cemento (parecido a aquellos de los hectómetros de las carreteras) como toda "identificación" y otros aún peor, ya que han ido exhumándose fosas en tierra y llevando los restos a osarios comunes de donde sería costoso recuperarlos. Así, hasta casi trescientos.
Lo que conozco de cómo fueron tratadas las víctimas del bando vencedor en la Guerra Civil, me lleva a considerar que la propia Ley de la Memoria Histórica debería, en lo que se refiere a los muertos entre 1936-1939, darles el trato digno que los suyos, los vencedores, nunca les dieron.
Si a los propios muertos (a los soldados de leva, en su mayoría) les dieron como premio el olvido cuando no el desprecio, a los muertos "ajenos", a los vencidos solamente el desprecio.
Recuperar esos restos, darles un lugar digno en los que reposen, de todos, del común de los ciudadanos

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