domingo, 3 de abril de 2011

Es una lata, el trabajar, ¿verdad Mariano?

Aunque las apuestas, los deseos, las conjeturas eran múltiples antes del 2 de abril, el anuncio de Zapatero ante el Congreso Federal del PSOE ha tenido efectos devastadores, especialmente en todo el espectro de grises que conforman la derecha política y la derecha mediática. Esos efectos, además, han revelado enormes carencias democráticas en quienes, cuando les interesa, apelan a la Constitución, pero que, en realidad, ni siquiera se la han leído.
El anuncio de Zapatero no es institucional, no es un anuncio del Presidente del Gobierno, sino del Secretario General del PSOE ante el máximo órgano de su partido entre congresos. Por tanto, no afecta, desde el punto de vista institucional, a la Presidencia del Gobierno.
El anuncio de Zapatero es un anuncio democrático, dentro del funcionamiento democrático del PSOE, que cumple el mandato constitucional de que los partidos políticos deben funcionar con criterios de democracia interna. Ejemplo contrario, de funcionamiento no democrático, es el Partido Gurtelar, cuyo actual presidente accedió al cargo sin ningún procedimiento de democracia interna, o, lo que es lo mismo, sin cumplir la Constitución.
Con estas dos premisas, la rabia política que acumulan los dirigentes (iba a decir líderes, pero esa gente les faltan muchos peldaños para alcanzar ese nivel), los han llevado a asumir, ante el anuncio de Zapatero, un único argumento, que gritan y en ese griterío demuestran su incapacidad, su incompetencia y su resentimiento. Sólo quieren elecciones anticipadas. Y según lo dicen algunos, incluso que se les dé el gobierno sin elecciones.
Zapatero ha conseguido, en una sola frase, “no voy a ser candidato”, destrozar la única línea programática del Partido Gurtelar de cara a las elecciones de mayo. Ya no serán un plebiscito sobre Zapatero, ahora se necesitan programas electorales, candidatos que demuestren que, además de repetir como papagayos los argumentarios de Génova, S.A., tienen algo que decir y ofrecer. Acabado el plebiscito, comienzan los programas. De ahí que el argumentario de Génova, S.A., aumentado por los órganos de publicidad y propaganda del Consejo de Administración, se haya constituido en un Plan B de emergencia. Un plan B que pretende, únicamente, tapar las vergüenzas democráticas de unos consejeros que buscan el beneficio, utilizando para ello las gürteles de transmisión que sean necesarias.
Lo que demuestran los dirigentes gurteleros y lo que demuestran los directores (los propietarios) de los medios de comunicación que los imprimen con tintas de babosa es un absoluto desprecio (el desconocimiento ya era palpable) a la Constitución Española.
La derecha iracunda, cegada por las encuestas que se fabrican por sociedades anónimas, solamente quiere elecciones anticipadas, sólo quiere cargar la prueba sobre el Presidente del Gobierno y sobre el PSOE. Porque saben que, aplicando la Constitución, podrían reclamar de los presuntos triunfadores que acudan al artículo 113. Pero es pedirle lo imposible a un grupo de inútiles e incapaces dirigentes políticos que se comportan más como miembros de un consejo de administración.
Para el próximo premio VAMAR, el artículo 113 ni existe ni debería existir. Porque presentar una moción de censura requiere arrestos (castellano clásico), kinders (lenguaje políticamente correcto) o cojones (en extremeño, como le gusta al del morral). Y el presidente a dedazo no tiene ni capacidad política, ni arrestos para acudir al Congreso de los Diputados con una moción de censura. Arrestos que sí tuvieron Felipe González cuando se la presentó a Adolfo Suárez, y Antonio Hernández Mancha que hizo lo mismo con Felipe González. Y los dos, González y Hernández Mancha, sabían de antemano que sus mociones de censura no saldrían adelante porque no tenían votos suficientes. Pero los dos se sentían capacitados para hacerlo y para explicar a los ciudadanos esas capacidades, las propuestas que guiarían sus programas de gobierno si las mociones triunfaban.
Y todavía hay una diferencia mayor entre González y Hernández Mancha con Mariano: los dos sabían que los éxitos, también en política, sobre todo en política, se consiguen trabajando. Y Mariano ha demostrado un día sí y otro también que él no está hecho para trabajar. Que trabajar cansa, como se titula el blog de Isaac Rosa en Público. O que, en un tono más acorde con los niveles culturales de Mariano, “es una lata el trabajar”.
Es lamentable que empresas periodísticas publiquen medios que tienen como horizonte una presencia política y aupar al poder a alguien cuya capacidad de trabajo está fuera de toda duda: no tiene ninguna. Ni ganas, por supuesto. Y si ese es el jefe, a ver que puede esperarse de sus empleados.
Vale.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Casi bien, casi bien dicho todo. Aunque es una frase hecha:"Y si ese es el jefe, a ver que puede esperarse de sus empleados." Conozco jefes muy perros con empleados muy trabajadores.